El Poder Ejecutivo es unipersonal, porque sólo su titular es el responsable directo ante el pueblo de los aciertos y errores que cometan quienes lo integran, ya sea en el nivel federal o en el estatal, de manera que el presidente o el gobernador deben coordinar las acciones de los encargados en las distintas dependencias a fin de evitar contradicciones, errores y hasta estupideces en que éstos pueden incurrir.
Mencionamos lo anterior en razón de las disculpas que el gobierno mexicano, mediante una nota diplomática, tuvo que ofrecer al gobierno de China, por los desafortunados y hasta tendenciosos comentarios que el secretario de Economía, Fernando Canales Clariond, hizo en relación con el gobierno, el pueblo y el sistema que impera en esa nación asiática, pues todos los calificativos que utilizó fueron en verdad injuriosos.
A lo largo de más de dos años, no han sido pocos los incidentes en que el gobierno de Vicente Fox ha tenido que actuar para aclarar o disculparse ante un gobierno extranjero, por declaraciones hechas por alguno de los secretarios de Estado. El mismo Presidente ha incurrido en esas faltas, pero aunque ello pueda resultar censurable, finalmente él es el titular el Ejecutivo y por ende asume toda la responsabilidad de sus actos.
Pero que lo tenga que hacer por los actos de los que son sus subordinados, es preocupante, porque revela que en el gabinete cada quién puede hacer y decir lo que quiera sin medir las consecuencias, lo que es alarmante y peligroso, pues aún cuando en esta ocasión las cosas no llegaron a mayores, el Presidente tiene que poner orden entre sus colaboradores, a fin de que cada cual haga lo que le corresponde, declare sólo lo que es de su competencia y que lo haga acorde con la política del Primer Mandatario. De otra suerte, será el caos el que impere en el poder Ejecutivo federal.