en el ámbito cultural del municipio, las aguas se encuentran en calma, pero eso no quiere decir que bajo la superficie no se mantengan fuertes movimientos que mantienen inquietos a más de uno y es que aún cuando el alcalde Guillermo Anaya Llamas, según dicen le leyó la cartilla a Alberto González Domene, éste sigue hostigando a sus colaboradores y sin querer atender a grupos promotores del arte y la cultura en el municipio.
Como resultado del estirón de orejas que le dio el Alcalde, González Domene ha mejorado su trato hacia los medios de comunicación, aunque quienes lo conocen afirman que al salir los reporteros de su oficina, de inmediato se lava la mano con que saludó.
También se ha comentado que ninguno de los órganos ni personas promotores de la cultura se encuentran conformes con el programa de trabajo que presentó hace unas cuantas semanas, ya que más que proyecto de trabajo, era un diagnóstico de las diferentes dependencias que quedaron bajo su responsabilidad, pero quienes saben de planeación y quienes entienden las cosas de la cultura no le encontraron ni pies ni cabeza, por lo que solicitaron que se hiciera un verdadero programa de trabajo, ya que el primero, aún cuando fue aparentemente elaborado por asesores externos a la dependencia y a la Presidencia, tiene muchas deficiencias.
El grupo de promotores de la cultura que se vieron relegados por González Domene y que según ellos son más de cien, llegaron al grado de solicitar un amparo de la Justicia Federal para que no se les margine y para obligar a Guillermo Anaya a que dé una explicación del porqué mantiene en su puesto a ese funcionario que hasta el momento todo ha hecho, menos cumplir con su labor de promotor de cultura.
La audiencia constitucional a la que deberá comparecer el Alcalde, al parecer se encuentra señalada para el próximo día 26 y estaremos atentos para ver qué contesta la primera autoridad de Torreón, ya que de eso dependerán otras acciones que se encuentran dispuestos a emprender los creadores.
Por lo pronto, se volvió a ventilar que fueron suspendidos todos los apoyos que a través de la Dirección de Cultura se hacían llegar a formadores de artistas y promotores de arte y cultura, así se dejó de respaldar a la escuela de música “Santa Cecilia”, no se han pagado sus salarios a los trabajadores de la Casa de la Cultura de Torreón y muchos de ellos hasta de “riferos” se metieron con tal de llevar el sustento a sus casas, también se suspendió el convenio que el Ayuntamiento tenía con el Instituto Tecnológico de Monterrey, campus Laguna para la promoción de la cultura y como resultado al cual llegaron a presentarse en otros tiempos importantes obras en las que participaban los estudiantes de esa prestigiada institución y de las cuales disfrutaba todo público en forma gratuita en las cómodas salas del Teatro Isauro Martínez, pero bueno, esos fueron otros tiempos, cuando había autoridades con sensibilidad para apoyar a los nuevos valores del arte.
Otra institución que ha quedado relegada de los apoyos municipales para su desempeño, es la banda de música Salvador Jalife, misma que ahora para sus presentaciones debe hacerlo disponiendo de los recursos propios, que por cierto son escasos y hasta donde se sabe, el único convenio que se ha respetado es el que estaba vigente con el teatro Isauro Martínez.
Ahora, con respecto al deficiente programa de trabajo que presentó el titular del Instituto Municipal de Cultura, se le exigió que se hiciera uno nuevo, apegado a las necesidades del municipio, que fuera incluyente y con metas perfectamente definidas en cada uno de los rubros que tiene a su cargo, para lo cual el funcionario solicitó un plazo que venció desde el pasado 15 de mayo y huelga decir que no entregó nada. El pretexto, que ya está, pero se están afinando detalles.
Guillermo Anaya, al inicio de su administración presumió equipo, dijo que todos son especialistas y que estaría tras ellos para exigir cumplimiento de sus responsabilidades; en el área de cultura no se ha visto mucho cumplimiento, ya que después de los roces con los creadores, la sustitución de personal capacitado por sus recomendados, el trato despótico a los medios de comunicación, un reglamento interno dictatorial y otras lindezas que en su momento fueron denunciadas y que hicieron conocer más a fondo a Alberto González Domene, el hecho de que a finales de mayo aún no tenga un simple programa de trabajo y que el alcalde deba acudir ante las autoridades federales a responder amparos por situaciones generadas por ese colaborador, deberían hacerlo pensar en que definitivamente algo anda mal y sólo resta recordar el viejo refrán: “Árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza”.