GÓMEZ PALACIO, DGO.- Rosa dice que la pobreza la orilló a robar. Su carrera como “paquera” terminó al segundo asalto. “Necesitaba el dinero, mi hijo tiene Síndrome de Down y se me puso malo”, dice la aprendiz de ladrona, procedente de Guadalajara, Jalisco.
Sentada frente al escritorio de la agente del Ministerio Público de la mesa uno de Delitos Patrimoniales, Rosa quiebra su voz al hablar de sus hijos. La mayor de 12 años es Zulema, el más pequeño es Julio César de nueve años, ambos están al cuidado de una prima en Guadalajara.
Con 38 años cumplidos, Rosa cuenta que en su último trabajo era “fichera” en “El Tejano”, en un día sin “fichas” ganaba sólo 50 pesos, si había “fichas” sacaba de tres a seis pesos por cerveza consumida.
Rosa Elia Magaña Ávalos tiene su domicilio en la calle Circunvalación Óblatos sin número, en Guadalajara, Jalisco. La inexperta “paquera” llegó a Gómez Palacio a las 10:00 horas del jueves seis de marzo, a las 16:25 horas fue detenida por la Policía Preventiva cuando intentaba timar a una señora, al verse rodeada por la policía intentó sobornarlos con más de 18 mil pesos, ahora está presa.
En el reporte de la Dirección de Seguridad Pública se indica que Rosa no actuó sola cuando abordó a una mujer que salía del Banamex ubicado en la avenida Victoria y la calle Juárez. El truco estaba casi terminado, sólo que la víctima empezó a gritar y los tres “paqueros” empezaron a correr. Rosa fue detectada una cuadra más adelante cuando se cambiaba la ropa para despistar a la policía.
Después de su detención, la Policía contabilizó 20 mil 600 pesos, de los cuales 18 mil 800 pesos fueron producto del robo, el resto es la materia prima utilizada para sorprender a las víctimas.
Rosa dice que nunca había estado en la cárcel, “ganaba muy poco pero siempre fui honrada, fue hasta que conocí al sujeto que me trajo aquí cuando empecé a robar”.
Antes de ser detenida en esta ciudad, Rosa se inició con éxito en Tequila, Jalisco. Ahí logró sorprender a una mujer despojándola de cinco mil pesos, el botín se repartió en tres partes iguales.
Durante su declaración la inculpada se abstuvo de mencionar los nombres de sus dos compañeros varones, los hombres que la iniciaron en la vida delictiva y a la primera oportunidad la abandonaron. “Sólo sé que siempre buscan a mujeres como yo, chaparras y morenas, creo que es para confundir a la gente”.
Mientras hablaba con la agente del Ministerio Público, era evidente que el grupo al que pertenece Rosa actúa en diferentes partes de la República. Ocho sujetos son identificados por Rosa como los líderes de la banda, cada uno trabaja con dos personas más, entre ellas una mujer.
Algunas técnicas
Rosa fue instruida para trabajar desde el interior de los bancos. Primero observa a la persona que llegue a las mesitas donde están las fichas de depósitos y ve si cuentan mucho dinero, después uno de sus compañeros se acerca y deja un fajo de billetes donde sobresalen dólares de alta denominación.
Ahí empieza la actuación de Rosa, se acerca a la mesita y pregunta a la persona que cuenta el dinero sobre el propietario del fajo de billetes. La natural avaricia de la mayoría de las personas también es útil herramienta de los “paqueros”.
Después Rosa hace como que cuenta el dinero, luego le dice una cantidad atractiva y muy elevada, acto siguiente, le ofrece a la persona que cuenta a cambio del dinero que tiene en su poder, la oferta es tentadora, la mayoría muerde el anzuelo.
Con la detención de Rosa se abrieron de nuevo al menos dos investigaciones basadas en las denuncias de igual número de afectadas, una de ellas Elisa Gabriela Sifuentes Simental, comerciante de Ciudad Lerdo.
A Elisa Gabriela le aplicaron otra técnica: Una mujer llega y pregunta si le pueden cambiar algunos dólares, si la respuesta es afirmativa, saca un fajo de billetes de un dólar que finalmente suman cien.
Mientras la persona que hará el cambio cuenta su dinero, la “paquera” interrumpe y dice que siempre no quiere que le cambien nada, recoge los billetes del mostrador, a un lado la dueña del local sigue contando.
Después la supuesta clienta pregunta el precio de algún artículo y dice que por favor se lo envuelvan para regalo, enseguida comenta que siempre sí quiere que le cambien los dólares y los vuelve a poner sobre la mesa, pero la dueña no se da cuenta que la cantidad es muy inferior, luego entrega el dinero que contó y la “paquera” dice que saldrá un momento del negocio para después recoger el regalo, la mujer nunca vuelve.
Rosa fue informada sobre su próximo ingreso al Centro de Readaptación Social de la localidad, dice que se metió de “paquera” para ver por sus hijos, ahora en la cárcel sus hijos estarán más solos.
“Eso me pone muy triste, el papá de mis hijos me dejó cuando nació Julio César, dijo que fue mi culpa, yo digo que si Dios me lo mandó así, sólo Él sabe”, comenta Rosa antes de firmar su declaración.