Querida Secretaria:
Los Ángeles al rescate
¿Quieres que alguien vele por ti? ¡La ayuda te vendrá del cielo!
¿Estás pasando por una de esas temporadas nefastas? Se descompuso tu auto... se venció un documento... cambiaron tu oficina de lugar... en épocas como éstas quisieras tener un Ángel de la guarda. Bueno, alégrate porque en realidad lo tienes. Según los expertos en ángeles, todos tenemos un ángel guardián –es tan sólo cuestión de conectarnos.
Primer paso, una introducción. ¿Quiénes son los ángeles? Son meras manifestaciones de energía espiritual que actúan como emisarios entre nosotros y lo divino. Son una diferente orden de ser. Y mientras que algunas veces aparecen en forma corporal, en realidad, nunca han sido humanos. De esta manera, por supuesto que tu ángel guardián no es el espíritu de tu tatarabuela ni el de un shaman de 10,000 años de edad.
¿Cómo actúan los ángeles? Ellos no pueden salvaguardarte de experiencias difíciles, pero sí pueden infundirte la fuerza espiritual que necesitas para superarlas. Si les pides ayuda, los ángeles pueden intervenir pero no interferir. El pedir es el paso positivo que regula la acción.
Pero ¿cómo pedir? El primer paso es intercambiar una actitud de “ver para creer” por una más intuitiva.
Las voces de los Ángeles
Hay que intentar lograr una forma de meditación llamada “escucha”. Ésta es una manera de hacerlo: Siéntate en silencio con un papel y una pluma enfrente de ti, cierra los ojos y aclara tu mente. Mentalmente pide a los ángeles un mensaje y escribe su respuesta. Así que las palabras se van formando en tu mente, empieza a escribirlas. Hazlo con rapidez, no te detengas a analizarlas. Una vez que la corriente de tu pensamiento se detenga, retira el papel. Al día siguiente cuando leas lo que escribiste, vas a descubrir que lo que parecía tu propia acelerada imaginación, era en realidad una voz única.
Todas las peticiones son contestadas por los ángeles si las consideran que son para el bien de la persona. Así pues, la próxima vez que te encuentres en un apuro, pídele ayuda a un ángel. Pero recuerda que si ciertamente nuestros compañeros etéreos están siempre dispuestos a aligerar nuestra carga, nosotras también tenemos que lanzarnos y hacer nuestra parte.
Envíanos tus comentarios a: inst.ma.cristina@coahuila.com