Cuando eres la confidente del personal
La asistente que trabaja para el gerente de personal de la empresa, es casi seguro que esté enterada de lo que tienen en mente las personas que trabajan en la negociación. Quiéralo o no, se convierte en la principal confidente de sus ambiciones, esperanzas, envidias y especialmente de sus insatisfacciones.
Cosas que nunca se han atrevido a mencionarlas al jefe, son vaciadas en sus oídos y tiene que ser receptiva porque el escuchar es parte de su trabajo. Si éste es tu caso, estas sugerencias te ayudarán a sobrellevarlos:
Aprende a evaluar las quejas y a las personas
Escucha con atención los problemas de tus compañeros, luego pregúntate: ¿Tuvo una queja diferente la semana pasada? ¿Se imagina que sus compañeros están en su contra? Procura que tus comentarios sean mostrando interés, pero no precisos –especialmente si se trata de una quejumbrosa crónica. Dile que no tienes suficientes datos del problema.
Respeta las confidencias
Probablemente el problema que te plantean no sea importante para ti, pero sí lo es para tu jefe. La discreción más estricta es imperativa. Si alguna información del caso trasciende, perderás el respeto de todos para siempre.
Mantén una política de “puertas abiertas”
Si cuando te encuentras de prisa un empleado te interrumpe con un problema, dile lo siguiente: “Disculpa, pero no puedo atenderte ahora. El jefe sale de viaje esta tarde, pero mañana en la mañana estoy a tus órdenes”.
Conoce los departamentos
Camina por las oficinas, tantas veces como puedas, durante el día. Pero no actúes como patrulla. Haz paradas en los escritorios y observa cómo trabajan.
Resuelve problemas menores, si puedes
Si un jefe de departamento se queja de que su secretaria siempre llega tarde por las mañanas, pregúntale si él ya le ha llamado la atención por ello. Lo más probable es que no lo haya hecho. Explícale que él hable con ella y quizá sea todo lo que se necesita para resolver este problema.
Investiga ciertos problemas
Si varios empleados te exponen la misma cuestión, es algo que merece más atención. Sin embargo, no acudas a tu jefe de inmediato con sus historias, primero, haz algunas averiguaciones al respecto. Luego con la información obtenida, ordena tus datos y presenta a tu jefe el caso bien evaluado.
Pasa a tu jefe los verdaderos problemas. ¿Cómo?
No irrumpas en la oficina de tu jefe con el asunto. Pregúntale cuándo puede dedicarte unos minutos para discutir un caso; de esta manera podrás tener toda su atención. Preséntale tu informe imparcial; lo que has observado y escuchado. No incluyas citas directas o nombres. Si te pide tu opinión, dásela, pero que sea breve. Para gran número del personal, tú les significas un hombro dónde llorar. Así que dedica unos momentos –si puedes- para prestarles tu oído. En la mayoría de los casos es lo que la gente realmente quiere.
Envíanos tus comentarios a: inst.ma.cristina@coahuila.com