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Posdata Secretarial

Profra. Pilar D.R. de López

Querida Secretaria:

¿Qué puede hacer una asistente con un jefe

que asiste a frecuentes comidas de negocios?

Bien sabemos que en las comidas de negocios, al calor de las copas se llevan a cabo muchas transacciones, pero algunas veces ciertos ejecutivos exageran este proceso. Cuando regresan a la oficina después de una de esas comidas de negocios donde abundan las bebidas, no tienen plena conciencia de sus actos. Su manera de hablar es confusa, se expresan con dificultad; además, manifiestan cambios súbitos de humor.

Si bien es cierto que los hábitos de beber de los ejecutivos no son de la incumbencia de las asistentes; sin embargo, estos cambios de conducta hacen muy difíciles las relaciones así como la eficiencia en el trabajo. Si tú enfrentas esta situación, debes ser cautelosa en tu actuación. Estas ideas pueden servirte de guía:

En primera instancia no debes intervenir a no ser que tengas una gran amistad con tu jefe que te dé el derecho para discutir el caso con él. De otra manera, tu intervención en un problema personal sería presuntuosa y arrogante. Sin embargo, tienes que tomar una decisión. Ya sea quedarte en tu trabajo o renunciar.

Si el problema ha llegado a rebasarte, sería aconsejable que buscaras otro trabajo. Pero si te gusta tu puesto y tu jefe es una buena persona, deberías quedarte. Y si optas por seguir en la empresa, demuestra tu lealtad tanto en los buenos como en los malos tiempos.

Ajústate a los cambios de humor de tu jefe y trata de entender su problema. Pero no la hagas de doctora corazón, pues te puede costar tu empleo. En sus malos momentos ignora sus críticas y procura controlar tu temperamento.

Cuando regrese a la oficina, después de atender a los clientes, de un humor excelente, en estado de euforia y quiera platicar, por supuesto, préstale toda tu atención. Después de todo es el jefe. Continúa su trabajo como si todo siguiera igual que siempre. Muy importante es que no comentes esta situación con los compañeros.

Quizá te sientas obligada a tener una plática con él, ya que su conducta exaltada después de esas comidas de negocios también ha sido notada por los miembros del personal. Escoge una mañana tranquila para hablar con él. Pon las cartas sobre la mesa y despliega toda tu diplomacia. El resultado de esta conversación dependerá, probablemente, de lo armoniosas que hayan sido sus relaciones de trabajo entre ambos. Puede ser que su reacción sea mostrarse cortante contigo durante unos días o quizá llegue a pedirte tu renuncia. Pero cuando menos le diste algo en qué pensar.

Por último haz un balance entre lo bueno y lo malo de tu trabajo. Si lo bueno supera a lo malo deberás aprender a sobrellevar esas tardes conflictivas de tu jefe. Si es lo contrario sería pues recomendable que pidieras un cambio o dejaras tu trabajo.

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