El consumo de heroína en el interior del Centro de Readaptación de San Pedro provocó que los adictos a esta droga se contagiaran de hepatitis “C”.
Aunque las autoridades del Sector Salud y el director del penal niegan que éste sea un problema de salud pública, actualmente el 20 por ciento de los internos padece esta mortal enfermedad, el resto no ha sido examinado y existe la posibilidad de que haya más casos de este padecimiento dentro y fuera del Cereso.
El rastreo de esta enfermedad inició tras la muerte de Ismael Medina Martínez, de 20 años de edad, el joven drogadicto vecino de la colonia Ampliación Las Rosas, murió el día 21 de julio en el Hospital General de Torreón víctima de esa enfermedad.
Días después de este deceso, Alicia Martínez Valles, madre de Ismael, denunció públicamente que su hijo había sido contagiado mientras permaneció preso en el Cereso de esta ciudad, pues aseguró que su hijo antes de morir le había confesado que en el penal se drogaba con la misma jeringa que lo hacía la mayoría de los presos.
El día 7 de agosto mientras el director del Cereso negaba la posibilidad de que Ismael hubiera sido contagiado dentro del penal, un total de 23 adictos a la “chiva” aceptaron que se drogaban con el occiso y siete de ellos se presentaron voluntariamente al Hospital General para ser examinados.
Un día después la Jurisdicción Sanitaria número VII anuncia que implementará un estudio de contactos para tomar muestra de sangre a aquellas personas que convivieron con el drogadicto.
A petición del Departamento Médico del Cereso, el día 14 de agosto la Jurisdicción toma muestras de sangre a tres internos que se drogaban con Ismael.
Tres semanas después, el día 6 de septiembre, la Secretaría de Salud declaró alerta epidemiológica en el Cereso, al confirmar que dos de los tres internos examinados padecían hepatitis “C”, además los siete drogadictos examinados fuera del penal también resultaron positivos.
Dos semanas después, el 20 de septiembre, se toman otras 26 muestras de sangre a los internos que son considerados “contactos de alto riesgo”.
Como medida preventiva, el día cuatro de octubre se aplica la vacuna de hepatitis “B” a los 124 internos del Cereso y a todo el personal administrativo y de seguridad, en total 32 personas.
Las dependencias involucradas en esta problemática se negaban a dar a conocer el resultado de las 26 muestras de sangre tomadas a los internos y se echaban “la bolita” unas a otras.
Finalmente el día 8 de noviembre el subsecretario de Prevención y Readaptación Social, Jorge Luis Morán Delgado, dio a conocer que 23 de los 26 presos examinados dieron positivo.
Ese mismo día Morán Delgado aseguró que se contrataría a más personal para el Departamento Médico del penal y para practicar más muestras de sangre a otros internos que pudieran padecer la enfermedad.
A la fecha ninguna de estas dos acciones se han aplicado y la situación en el interior del Cereso sigue igual, aunque el director del penal lo niega, el problema de la drogadicción va en aumento, a tal grado que en 15 días se realizaron tres operativos para encontrar droga y anteriormente estas movilizaciones se realizaban una cada seis meses.