Washington (EFE).- El secretario de Estado Colin Powell instó hoy a la ONU a no mostrar una imagen de división ante los "constantes engaños" de Iraq y aseguró que el presidente Sadam Husein sigue escondiendo sus arsenales de destrucción masiva.
En un discurso ante el Centro de Estudios Estratégicos de Washington, Powell reiteró los argumentos de Washington en favor de una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que autorice el uso de la fuerza para obligar a Bagdad a desarmarse.
Pese a reconocer ciertos avances, Powell reveló algunos "informes recientes de los servicios de inteligencia" para demostrar que Bagdad sigue "jugando" con los inspectores de armas.
"Según fuentes que no puedo compartir con nadie con más detalle de lo que lo hago aquí ahora, pero que son fiables, el régimen iraquí sigue trasladando materiales de armas de destrucción masiva por todo el país para evitar que sean detectados", manifestó.
El secretario de Estado explicó que hay evidencias de que Irak planea destruir sólo "una parte" de sus arsenales de misiles Al Samud-II, cuya eliminación fue exigida por los inspectores al superar los 150 kilómetros de alcance máximo permitidos por la ONU.
"Tenemos información de que al mismo tiempo que destruye unos misiles, esconde otra maquinaria para reconvertir otros tipos de motores para poder lanzar los Al Samud-II y los Al Fatah", dijo.
Powell recordó la presentación que hizo ante el Consejo el 5 de febrero, en la que ofreció pruebas sobre el traslado de agentes químicos y biológicos que fueron cuestionadas por los inspectores, y aseguró que desde entonces EEUU ha conocido nuevos casos.
A finales de enero, según el secretario de Estado, fuerzas militares iraquíes transportaron agentes químicos y biológicos "lejos de Bagdad, a la frontera con Siria y Turquía", para evitar que pudieran ser detectados por los inspectores de la ONU.
A principios de febrero, continuó, "ante la sospecha de que los oficiales de UNMOVIC tenían información precisa sobre los arsenales, trasladaron materiales prohibidos cada 12 y 24 horas".
"Y a mitad de febrero, preocupados por la acción de los aviones de reconocimiento U-2, los iraquíes transfirieron materiales prohibidos en vehículos viejos y los situaron en barrios de clase trabajadora y pobres en las afueras de Bagdad", añadió.
Su intervención se produjo horas después de que los Gobiernos de Francia, Rusia y Alemania difundieran una declaración conjunta en París en la que amenazaron con vetar la resolución elaborada por EEUU, el Reino Unido y España, que podría votarse la semana próxima.
"No dejaremos pasar una segunda resolución. No habrá una segunda resolución que abra el camino al uso de la fuerza en el Consejo de Seguridad", afirmó el ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, al leer el comunicado anglo-ruso-germano.
Según Powell, Bagdad sigue una estrategia premeditada para lograr que la ONU se divida y su líder, Sadam Husein, "está jugando la carta de que algunos miembros del Consejo no sancionen el uso de la fuerza pese a todas las evidencias de que se niega a desarmarse".
"Si las divisiones entre nosotros -que existen- continúan, sólo convencerán a Sadam Husein de que está en el buen camino", dijo el secretario de Estado, que el viernes volverá a Nueva York para buscar un difícil consenso en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El Consejo de Seguridad celebrará ese día una crucial sesión, en la que los jefes de los inspectores de la ONU, Hans Blix y Mohamed El Baradei, presentarán un nuevo informe sobre su gestión.
Powell tratará de convencer, sobre todo a Francia y Rusia -naciones con poder de veto en el Consejo- de que es necesario mantener la presión sobre Irak, "porque hasta ahora sólo la amenaza del uso de la fuerza le ha llevado (a Sadam) a dar algunos pasos".
En este contexto, Powell consideró hoy que la cuestión clave que hay que analizar es si el régimen de Sadam Husein ha tomado o no la "decisión política y estratégica" de cumplir con las resoluciones de la ONU y de destruir sus arsenales de destrucción masiva.
"La cuestión no es cuánto tiempo más se le debería dar a las inspecciones. La cuestión no es cuántos inspectores más deben enviarse. La cuestión simplemente reside en saber (...) si (Sadam) va a dejar de hacer lo que lleva haciendo tantos años", señaló.
"Todo lo demás es secundario o terciario", añadió. E