17 octubre 2003.
La Paz, (Notimex).- El presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada firmó hoy su renuncia al cargo y la envió al Congreso, luego de 14 meses en el poder, presionado por semanas de violentas protestas callejeras desatadas por un plan gubernamental de exportar gas natural, que dejaron un saldo parcial de más de 70 muertos y centenares de heridos.
El presidente de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios (Cainco) de Santa Cruz, Zvonko Matko, dijo a radioemisoras locales que la carta de renuncia de Sánchez de Lozada está en manos de un funcionario del gobierno y será entregada al Congreso.
El dirigente gremial señaló que Sánchez de Lozada grabó en video su último mensaje a la nación, en el que expondría las razones que lo llevaron a dimitir al cargo, el cual asumió el 6 de agosto del año pasado.
Sánchez de Lozada abordó un helicóptero Puma desde la residencia presidencial, ubicada en el barrio de San Jorge de La Paz, rumbo a la oriental ciudad de Santa Cruz de la Sierra, máximo polo económico del país, desde donde viajaría con rumbo a Estados Unidos o Perú.
La familia de Sánchez de Lozada, junto al ministro de Defensa, Carlos Sánchez Benzaín, se encuentran en un exclusivo hotel de Santa Cruz a la espera de la llegada del mandatario, señaló Radio Fides.
Sánchez de Lozada dimitió ante la radicalización de las protestas y el aislamiento político en que quedó tras el retiro este viernes del centroderechista partido Nueva Fuerza Republicana (NFR) de la coalición de gobierno.
Las manifestaciones, que se iniciaron el 15 de septiembre anterior, han dejado un saldo de más de 70 muertos, centenares de heridos y millonarias pérdidas al comercio, la banca, la industria y líneas aéreas, que paralizaron sus actividades esta semana.
La caída del régimen de Sánchez de Lozada comenzó a gestarse el lunes pasado, cuando el vicepresidente Carlos Mesa le quitó su apoyo al gobierno -aunque sin renunciar al cargo-, tras manifestar su desacuerdo por la forma en que se manejaba la crisis en Bolivia.
La renuncia del jefe de Estado marcó el fin de una crisis que se agudizó el 20 de septiembre pasado, cuando el Ejército disparó contra campesinos de la región de Warisata que protestaban contra la exportación de gas hacia Norteamérica, con un saldo de cinco muertos.
La situación se agravó una semana después con la convocatoria de la Central Obrera Boliviana (COB) a una huelga general indefinida, a la cual se sumaron cocaleros, mineros, maestros, comerciantes y transportistas, para exigir la dimisión de Sánchez de Lozada.
Ante el agudización del conflicto, el gobierno decidió suspender su proyecto de exportación de gas a través de Chile y anunció la convocatoria a un referendo para que la ciudadanía decidiera sobre el tema, lo cual fue rechazado por los gremios obreros y campesinos.
"Hoy ya no aceptamos diálogo, ni referéndum, hoy el lema es que tiene que irse Gonzalo Sánchez de Lozada", dijo la víspera el secretario general de la COB, Jaime Solares, quien responsabilizó al gobernante de las víctimas de la violencia.