Reuters
SYDNEY, AUSTRALIA.- Los australianos prepararon el pasado lunes una cálida bienvenida al príncipe británico Harry, quien disfrutará cuatro meses de rugby, polo y arte en la agenda de una visita privada que ha suscitado críticas por el alto costo de su seguridad.
El segundo hijo del príncipe Carlos, heredero de la corona británica, está tomando un año sabático entre el final del colegio y el inicio de su carrera en el Ejército.
Clarence House, la nueva sede londinense de Carlos, ha enfatizado que la visita es privada y no ha facilitado detalles, más allá de informar de que se podrá fotografiar a Harry, de 18 años, en el zoológico Taronga de Sydney el próximo martes.
Los medios de comunicación australianos especularon con que el joven Harry, amante de los deportes, jugaría al polo e incluso trabajaría en los establos de polo del magnate Kerry Packer, el hombre más rico del continente.
Aunque el príncipe llegará con su propio equipo de seguridad, ministros del gobierno australiano defendieron las informaciones que señalan que el costo del plan de protección del príncipe, que podría incluso incluir un equipo de operaciones especiales, ascendía a 600,000 dólares australianos (unos 408,000 dólares estadounidenses).
“Tendríamos que gastar cinco veces esa cantidad para conseguir la misma publicidad positiva de Australia en el Reino Unido’’, dijo el ministro de Turismo, Joe Hockey, en una televisión local.
La visita de Harry coincide con el inicio el próximo mes de la Copa del Mundo de Rugby, donde se espera que anime a la favorita Inglaterra. Las autoridades están desplegando el mayor operativo de seguridad desde los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.
Al presupuesto de seguridad hay que añadir al mismo tiempo las visitas del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y el presidente chino, Hu Jintao.
A pesar de que los republicanos australianos admiten la necesidad de dar protección a las altos mandatarios que visitan Australia, cuestionan la necesidad que tienen los australianos de pagar facturas de seguridad en visitas que no tienen una finalidad oficial.
“Creemos que es un despilfarro del dinero de los contribuyentes porque no es un viaje oficial y no sirve a un propósito diplomático’’, dijo el presidente del Movimiento Republicano Australiano, John Warhurst, al diario The Australian sobre la visita de Harry.
Los australianos votaron seguir teniendo a la reina británica Isabel, abuela de Harry, como jefe de estado en un referéndum de 1999, pero aún persiste un movimiento fuertemente republicano.
Los aborígenes australianos acusaron el mes pasado al príncipe de robo cultural por usar símbolos e imágenes aborígenes en unos dibujos que dio a conocer este año con motivo de su 18 cumpleaños.
Harry, que estudió arte en el exclusivo Colegio Eton de Inglaterra, ha dicho que está interesado en la pintura aborigen y probablemente visitará algún asentamiento remoto en el desierto australiano para estudiar su arte.