WASHINGTON (AP) .- Preparando al país para la guerra, el presidente George W. Bush dijo el martes que presentará pruebas la semana próxima a la ONU de las armas ilegales de Saddam Hussein, y prometió que Estados Unidos encabezará una campaña para desarmar al régimen iraquí si éste se niega a entregar sus arsenales.
"El rumbo de esta nación no depende de la decisión de otros", dijo Bush en su segundo discurso anual sobre el estado de la nación.
"Consultaremos con otros, pero que no haya confusiones: si Saddam Hussein no se desarma plenamente, por la seguridad de nuestro pueblo y la paz mundial, encabezaremos una coalición para desarmarlo", dijo.
Hablando ante el Congreso y a todo el país, Bush presentó una lista de las presuntas violaciones de Saddam, algunas de ellas apenas reveladas al público. Dijo que fuentes de inteligencia han dicho que miles de funcionarios iraquíes trabajan escondiendo documentos y materiales de los inspectores de la ONU.
En concreto, Bush dijo que Saddam no ha informado el paradero de unos 25.000 litros de toxina del botulismo, 500 toneladas de gas sarín, gas mostaza y agente neurotóxico VX y hasta 30.000 municiones capaces de portar armas químicas.
Bush dijo que Saddam ha demostrado un "desprecio total" por la comunidad mundial y debe ser obligado a responder por ello.
Por otra parte, el presidente prometió impulsar la debilitada economía con reducciones de impuestos y un sistema de salud más fuerte.
Por primera vez desde que los ataques del 11 de septiembre lo transformaron en un presidente de tiempo de guerra, Bush enfrentaba serios cuestionamientos públicos sobre su conducción. La mayoría de los estadounidenses desaprueban la forma en que ha manejado la economía y una muy estrecha mayoría apoya su política exterior _ un área en la que el presidente gozaba de una aprobación de más de 80 por ciento hace apenas un año.
"Este país tiene muchos desafíos. No negaremos, no ignoraremos, no pasaremos nuestros problemas a otros Congresos, otros presidentes y otras generaciones", dijo Bush.
La primera mitad del discurso de Bush estuvo dedicada a la política interna, un reflejo de su deseo de no dejar que Iraq oscurezca una agenda presidencial que apunta a la campaña de reelección del 2004.
En el centro del programa de Bush para el país está su plan de reducción de impuestos por 674.000 millones de dólares y un plan de reforma del sistema de salud para jubilados, de 400.000 millones de dólares. También anunció proyectos ambientales y de combustibles.
Gary Locke, gobernador de Washington, quien presentó la respuesta demócrata al discurso de Bush, dijo a periodistas que la recuperación económica no ocurrirá hasta que los estados y las ciudades reciban ayuda de Washington, algo que el presidente omitió en sus propuestas económicas.
"Evidentemente la gente está preocupada por el terrorismo e Iraq, pero esos temores no deben opacar las fuertes necesidades de la gente aquí en casa", dijo a periodistas mientras lo escuchaban los líderes demócratas en el Congreso. "Para ser fuertes en el exterior, tenemos que ser fuertes en casa".
Bush propuso invertir en investigaciones para desarrollar automóviles propulsados a hidrógeno. En otro orden, propuso programas de enseñanza para hijos de reos encarcelados y un programa de 600 millones de dólares para el tratamiento de drogadictos. Parte de esos fondos irían a organizaciones religiosas que prestan servicios comunitarios.