BAGDAD (AP).- El líder Saddam Hussein se presentó el jueves por la televisión estatal después que Estados Unidos atacara Bagdad y, reiterándole su promesa de victoria, pidió a su pueblo que "desenfunde su espada" contra el invasor.
Hussein apareció vestido con uniforme militar y con unas gruesas gafas -algo completamente inusual- y leyó un texto de varios folios, sin que quedase claro en ningún momento si el discurso había sido previamente grabado o era en directo.
Saddam, de uniforme militar, acusó a Estados Unidos y Gran Bretaña de haber cometido delitos vergonzosos y llamó al presidente estadounidense "el pequeño y diabólico Bush".
"Dios mediante, (los aliados) encararán una amarga derrota", indicó.
Saddam prometió a sus partidarios que, con el esfuerzo masivo, "podrán alcanzar la gloria y sus despreciables enemigos infieles serán derrotados".
No hubo forma de determinar si el discurso fue grabado antes de comenzar las hostilidades o si fue leído por uno de los dobles del mandatario. Los medios de inteligencia occidentales creen que Saddam cuenta con varios dobles.
Uno de los hijos de Saddam, Odai, pidió a los milicianos de la unidad Fedayeen, encabezados por él, que luchen para repeler a los invasores.
"Este día es nuestro y también lo será mañana, como siempre ha sido y siempre será, la tierra de Irak será nuestra", prometió en una alocución difundida por la agencia noticiosa oficial iraquí. "Así que prepárense, leones de Irak, para hacer frente a las hienas extranjeras y la victoria será nuestra".
En su discurso Saddam tenía un aspecto cansado, con el rostro hinchado. Además, llevaba espejuelos para leer, lo que generalmente evita en público. Mientras hablaba cambiaba constantemente los documentos que tenía en sus manos y salpicó su alocución con citas del Corán.
Prometió a los iraquíes que pondrá al límite de su capacidad a a las fuerzas de la coalición, haciendo que pierdan la paciencia "y con ello las ilusiones que se hicieron" de poder ganar esta guerra.
"Desenfunden su espada y no tengan miedo", pidió Saddam a la población iraquí.
Cerró sus comentarios al el grito de "¡viva la guerra santa y viva Palestina!".