La máxima ambición de un esclavo no es la libertad, sino tener un esclavo propio.
Richard Burtonactor, inglés.
Las presidencias municipales tomadas, las calles, avenidas y bulevares arrebatados a la ciudadanía, huelgas de hambre simuladas y cartulinas de colores con leyendas insultantes, sin faltar la efigie del “Che Guevara”, Emiliano Zapata y hasta el símbolo de los encapuchados de Chiapas, son algunas de las protestas constantes que los líderes ponen de moda, es común ver en protestas de transportistas, de paracaidistas, campesinos, entre otros plantones; mientras las mujeres con niños en brazos y personas de edad avanzada componen estos contingentes donde se evidencia el fácil manipuleo de esta gente.
Profesionales del caos y viles promotores de la pobreza son estos líderes vendedores de ilusiones y auspiciados entre sombras por personajes ajenos al dolor y sufrimiento de los manifestantes, grupos que lo mismo están a favor, que en contra del gobierno, o partido político en turno, según los intereses y el precio. Al Distrito Federal se le llama la ciudad de las marchas y protestas y parece ser el mismo aderezo en muchas entidades y pueblos del interior. Aseguran los líderes de colonias o de grupos que las distintas dependencias y funcionarios se volvieron amnésicos de lo que prometieron en campaña, por lo tanto estas tomas y plantones son inevitables y además en un país democrático se hacen indispensables estos actos de protesta.
A los “luchadores sociales” no los detiene un cerro, el lecho de un río seco o un lote baldío en la periferia de una ciudad, toman tierras ejidales y hasta calles invaden, so pretexto de que el gobierno les tiene que proporcionar viviendas dignas. Muchas colonias en el llamado “cinturón de miseria” de las ciudades son el resultado del esfuerzo social de estos mercenarios y delincuentes.
Jaime N. desde 1972 hasta 1988, en Monterrey N.L. lo mismo sirvió a grupos gubernamentales en el desalojo de paracaidistas, como también en ocupar predios, entre ellos el lecho del río Santa Catarina y no sólo eso, sino que esa misma gente el día de elecciones era usada para votar por equis candidato, según le llegaran al precio al líder. En esos mismos tiempos una señora de nombre Martha Velázquez, en La Laguna fomentaba la movilización popular y formaba grupos a destajo, muchas veces con el permiso del gobierno, todo un escenario tramoyano bien estructurado.
Con el cúmulo de agujeros en el bolsillo y la crisis que golpea a la población, resulta fácil para estos patrocinadores del caos explotar la miseria y jugar con el destino de miles de personas que por un trozo de tierra, dejan a un lado su orgullo y menoscaban su dignidad.
En la ciudad de México se pierden aproximadamente 17 mil millones de pesos al año, entre prestadores de servicios y comerciantes sólo por las marchas y plantones, esto va desde llegar tarde al trabajo o faltar ese día, gasto en combustibles para dar largos rodeos, salidas de autobuses canceladas o retardadas, cierre de comercios, golpeados, multas, daños, rapiña y vandalismo por parte de los que protestan al salirse del control a los líderes y el descuido de otros sectores de seguridad pública por andar desalojando o simplemente cuidando las diferentes marchas, protestas y plantones.
Lo curioso es que nunca los líderes son atrapados, encarcelados o en su caso castigados, sólo chivos expiatorios son llevados ante las agencias del Ministerio Público y con una módica multa salen libres. En algunas partes de la República se quieren reglamentar las marchas y las protestas, esto suena ridículo porque para eso tendrían que reformar la Constitución.
Total, mientras para el pueblo son un dolor de cabeza estas protestas, para algunos magos del disfraz en la política a la mexicana, estos desfiguros y malditos desaseos políticos, son indispensables para subsistir, en la retórica de los líderes con lengua SOCIALISTA y estómago y cuenta bancaria CAPITALISTA.Correo-e-linga__1031@hotmail.com