Se acaba de poner en marcha un programa piloto para el combate de la prostitución infantil en las ciudades de Acapulco, Guadalajara y Tijuana. El secretario del Trabajo Carlos Abascal escogió a Acapulco para “lanzarlo porque es un puerto turístico”. En efecto, lo sigue siendo y está repuntando, no obstante la hostilidad oficial de la Secretaría de Turismo y su apéndice Fonatur, protectores de otros destinos vacacionales como Cancún, núcleo de tremenda inversión hotelera de cadenas extranjeras que no se tientan el corazón para organizar campañas denigrantes contra sus competidores.
Igual hubiera podido Abascal arrancar en Cancún su programa, pero prefirió Acapulco porque como dijo el pasado 28 de noviembre, desde hace 3 años, según la UNESCO, Acapulco ha mantenido el deshonroso primer lugar en el país en lo referente a la explotación sexual infantil. ¿Será?
Precisamente en estas semanas en Cancún explotó un escándalo momentáneamente (el responsable ya está a salvo fuera del país y la publicidad lo acalló) no sólo por prostitución infantil sino por tráfico de menores a USA, organizados por una mafia internacional, con sede en esa exitosísima estación balnearia, conocida en el mundo por su belleza natural y por ser una especie de Sodoma y en Los Ángeles, California, que sería en el caso, Gomorra.
El asunto del criminal fue denunciado pormenorizadamente en el noticiero analítico “Detrás de la Noticia” de Ricardo Rocha, que pasa en el DF por radio y en provincia por Telecable. Pero el citado programa emana de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social porque la OIT, Organización Internacional del Trabajo, se preocupa por los 16 mil niños (aproximadamente) que según un registro nacional son explotados sexualmente en México. La OIT aportará para el programa que tiene el larguísimo y aterrador nombre de: “Programa de Apoyo para la Prevención y Eliminación de la Explotación Sexual Comercial Infantil y la Protección y Atención a Víctimas en Acapulco”: 17 mil dólares, en tanto que el Gobierno Federal dará 1 millón de pesos y el Gobierno de Guerrero 1 millón 400 pesos, para rescatar a un estimado de mil menores que se cree están siendo “comercializados”.
Se crearon 70 comités para echar andar la operación... o para dar chamba a burócratas. en Acapulco y anexas. El Comité interinstitucional se compone de la Delegación Estatal de la Secretaría de Trabajo, del sistema estatal y municipal del DIF, de la delegación de la PGR y de la Procuraduría de Justicia del Estado.
¿ESTÁ EL DIF INVOLUCRADO EN LA DESAPARICIÓN Y POSTERIOR EXPLOTACIÓN DE MENORES? En la información de “Detrás de la Noticia”, me llamó la atención que se mencionara el DIF, tanto de Cancún como del propio Acapulco, como posiblemente infiltrado por los traficantes de niños (no recuerdo los términos exactos). El DIF como todos sabemos, tiene -o debería tener- una reputación inmaculada por ser LA INSTITUCIÓN del Estado Mexicano de protección a la infancia desvalida, obra a cargo nada menos que de todas las esposas de funcionarios en las diferentes ramas del Ejecutivo, empezando por la esposa del Presidente de la Nación hasta del más humilde presidente municipal.
Sería criminal que los traficantes de inermes pequeños, seres humanos se cubrieran bajo semejante capa. Pero precisamente me enteré en estos días del drama de una abuela que busca infructuosamente a una niña que a los 11 años desapareció del DIF de Acapulco en 2001, en tiempos de la presidencia municipal de Zeferino Torreblanca, actual precandidato del PRD a gobernador de Guerrero. Parecía habérsela tragado la tierra pero su parienta no ha cejado en su búsqueda y así llegó a una reputada asociación privada de protección a la infancia y a la madre adolescente. Ahí inicialmente la apoyaron poniendo a su disposición a una joven abogada. Se pudo recuperar en cierta forma la huella de la niña perdida.
Un policía judicial, recién llegado de Tamaulipas ergo no involucrado en la corrupción local, logró la declaración de una monja que aseguró que la niña “se había escapado” del DIF y que la había ayudado a huir de su familia y de su “desagrado” por la institución nada menos que un hombre que fungía como psicólogo del DIF y que actualmente da clases de su materia en una universidad local. El propio individuo aceptó haber enviado a la niña al DF en una declaración cuya huella escrita, con otros documentos, despareció entre quién sabe cuántos Ministerios Públicos que se ocupan uno tras otro del caso. El último se permitió amenazar a la quejosa: Podrían revertirse las cosas en su contra si sigue adelante. Y le explicó que sólo este año han “escapado” del DIF alrededor de 20 niños. Por otra parte, el apoyo de la dama altruista se detuvo en seco cuando se supo la identidad del individuo involucrado y ella misma aconsejó a su antes “protegida” que dejara las cosas en paz “y cristianamente perdonara”. Y ya no es posible conseguirla al teléfono, como tampoco es accesible por ese medio el rector, debidamente informado de la clase de catedrático que labora en su universidad.
LA SOCIEDAD ES TOTALMENTE INDIFERENTE SI NO ES QUE CÓMPLICE, es la conclusión a la que llego después de estas observaciones. El secretario Abascal y el gobernador René Juárez deberían estar conscientes de ello y empezar por investigar a las instancias oficiales, tanto el DIF como, na-tu-ral-men-te a las del Poder Judicial, aunque tampoco sobraría un pesquisa en las civiles... www.manu-dornbierer.com.mx