Reuters
DRUMCREE, IRLANDA DEL NORTE.- Una gran prueba anual sobre el estado que guarda el amargo conflicto religioso en Irlanda del Norte fue superada ayer en forma pacífica mientras los protestantes hacían frente a una barrera ubicada frente al barrio católico en Drumcree pero evitaban la violencia.
Unos 600 miembros de la Orden de Orange, engalanados en trajes de domingo, sombreros de hongo y fajines naranjas, escenificaron una protesta frente a la barricada en el desfile más polémico de la “temporada de marchas” protestante, que celebran antiguas victorias sobre los católicos.
Sin embargo, no intentaron pasar por todos los medios como hicieron el año pasado, cuando se desencadenó un enfrentamiento.
“Quiten esta abominable barrera”, gritó a través de un altavoz el secretario del distrito local de la Orden de Orange, Nigel Dawson, a la policía y soldados que protegían la estructura de acero sobre un puente de piedra que lleva a Garvaghy Road, donde viven unos 6,000 católicos.
Para muchos, Drumcree es todavía un símbolo de una disputa más amplia entre los católicos, que quieren que se ponga fin al control británico sobre Irlanda del Norte, y los protestantes, que quieren preservarlo.