27 de noviembre de 2003.
México, (EFE).- Al menos 80.000 personas ocuparon hoy las calles y la principal plaza de Ciudad de México bajo una lluvia torrencial para protestar contra las reformas fiscal y eléctrica que propugna el gobierno de Vicente Fox y en defensa del "patrimonio nacional".
El agua caída durante varias horas no impidió que las columnas de manifestantes avanzaran hacia la Plaza del Zócalo, donde decenas de miles de sindicalistas, campesinos, estudiantes y activistas políticos exigieron al Gobierno que "proteja" los "recursos" del país.
Los participantes en la considerada mayor protesta contra el gobierno del conservador Vicente Fox se disgregaron pacíficamente cuando terminó de sonar el himno nacional, rodeados de cientos de agentes policiales que vigilaban la zona.
Pero la protesta también se ha oído en otras ciudades de México, aunque con menor intensidad que en la capital, como Guadalajara, Cancún y Monterrey, donde se manifestaron varios miles de personas.
Algunas fuentes oficiales calculan que los que marcharon por las calles de la capital fueron unos 80.000, ya que la lluvia dispersó a muchos, aunque algunos organizadores afirman que varios miles más se unieron a la protesta.
Los manifestantes portaban pancartas en las que exigían al Gobierno que no abra el sector eléctrico a las inversiones privadas y de marcha atrás al plan de aplicar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a medicinas, libros y alimentos.
Antes de llegar a la Plaza del Zócalo se concentraron en cuatro puntos emblemáticos de la ciudad -lo que produjo un colapso del centro- y gritaron consignas contra el presidente mexicano.
"Por la defensa del patrimonio nacional rechazamos las privatizaciones", "Fox, la Patria no está en venta.., mejor vende tu rancho", y "El país no se vende", señalaban algunas de las pancartas.
Los sindicalistas y campesinos congregados en la Plaza del Zócalo aseguraron que esta protesta inicia una serie de movilizaciones en contra de las iniciativas económicas del Gobierno mexicano.
La propuesta oficial que ha generado más discrepancias es la de generalizar un IVA del 10 por ciento a alimentos, libros y medicinas, que ahora están exentos.
Esta iniciativa está estancada en el Parlamento, es objeto de múltiples negociaciones y ha causado diferencias de parecer en las filas del oficialista Partido de Acción Nacional (PAN) y en los dos principales de la oposición: Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD).
Dirigentes políticos de la oposición señalan que los mexicanos no desean "entregar" el sector eléctrico a manos extranjeras y acusan al Gobierno de mentir cuando dice que no hay suficientes recursos para generar y suministrar electricidad.
La manifestación de hoy también dio cabida al rechazo a cualquier cambio de estatus en el sector estatal petrolero y a las políticas neoliberales, e incluso dio pie a que algunos manifestantes exigieran la resolución de los crímenes de al menos trescientas mujeres en la norteña Ciudad Juárez.
Fox afirmó que la protesta de hoy ha mostrado que en México es un país donde "el Estado de Derecho y la libertad" son una "realidad".
Además puntualizó que "el debate sobre el futuro de esta industria (eléctrica) implica el fortalecimiento de las propias empresas del Estado, sin privatizar".
Pero algunos sindicalistas afirmaron que si ese sector se abre al capital privado las tarifas se elevarán y además se pondrá en riesgo a la industria nacional.
Por otra parte, alrededor de tres millones de empresarios se manifestaron en todo el país en favor de las reformas estructurales, poco antes de que los trabajadores iniciaran la gran marcha nacional.
De traje y corbata y sin marchas ni gritos enviaron un categórico mensaje sobre la necesidad de poner en marcha las reformas que propugna Fox en el Parlamento.