Reuters
CISJORDANIA.- Los carteles de protesta contra Israel opacaron ayer las luces festivas en Belén, mientras el pueblo donde se cree que nació Jesucristo celebra otra sombría Navidad rodeada por el Ejército israelí.
Israel dijo que estaba relajando el bloqueo militar, impuesto en Cisjordania durante los tres años de revuelta palestina, para facilitar el paso a los peregrinos que se dirigen a la vieja ciudad para la celebración en la Iglesia de la Natividad.
Miles de personas se congregaron en la Plaza del Pesebre para contemplar la procesión tradicional que miembros del clero, encabezados por Michel Sabbah, patriarca de la Iglesia Católica en Tierra Santa, y por una banda musical compuesta por niños, organizan antes de la misa de Navidad.
Sin embargo, casi todos los espectadores eran indigentes locales y comerciantes desesperados en vez de los turistas extranjeros que en otra época abarrotaban la ciudad de Belén.
“La gente esperaba todo el año por la llegada de la Navidad. Ahora, es como cualquier otro día”, dijo con tristeza el taxista Naef al-Moadi.
La calma regresó el verano pasado a Belén cuando Israel retiró sus tanques y soldados y traspasó el control de la ciudad a la policía local de la Autoridad Palestina, después de que ésta acordó que vigilaría a los militantes palestinos.
Sin embargo, los puestos del Ejército que todavía controlan a unas 140 mil personas en Belén y los pueblos aledaños, así como un muro macizo que Israel construye en la cercanía, han dejado a muchos con pocas esperanzas de salir del aislamiento y la pobreza.
Sobre las fachadas de las tiendas en la Plaza del Pesebre se leían carteles que decían: “Detengan el muro. No conviertan a Belén en un gueto” y “Tierra Santa no necesita muros sino puentes”. Junto a las pancartas, una gran foto del presidente palestino Yasser Arafat.
Los palestinos quieren que Israel derrumbe un muro que está construyendo en Cisjordania y que, según ellos, sirve para el establecimiento de asentamientos judíos en sus territorios.