Los actos de protesta que llevaron al cabo campesinos de diversas organizaciones nacionales en quince estados y el Distrito Federal, son un indicativo que el Gobierno de la República no debe minimizar y tiene que atender de alguna manera, a fin de evitar una respuesta que por tardía pudiera devenir en inútil si con el paso de las semanas estas protestas se generalizan y se agudizan de manera especial en las entidades fronterizas.
Aunque en esta ocasión las acciones de los campesinos se redujeron al establecimiento de retenes en los cuales detuvieron a muchos transportistas y revisaron la carga que llevaban con el ánimo de detectar en cuáles de ellos se estaba introduciendo mercancía que ellos consideran perjudicial para los que cultivan granos o crían ganado, el mensaje que enviaron al Gobierno de Vicente Fox es claro en el sentido de que a finales de este mes realizarán una manifestación nacional en contra de la política agraria del actual régimen.
Hay entonces un atisbo de lo que puede suceder antes de que concluya el presente mes, a pesar de lo cual no se advierte que los operadores políticos del Gobierno Federal estén haciendo su trabajo para darle una salida negociada al conflicto que se avecina, por lo que puede presentarse, pero a gran escala, lo que sucedió con los campesinos de Morelos, que hasta que bloquearon la carretera a Cuernavaca fueron atendidos por la secretaría de Agricultura.
La ciudadanía espera que las demandas campesinas sean atendidas en la medida de lo posible, buscando e implementando fórmulas de solución que, como se ha sostenido en otro momento, permitan equilibrar las condiciones de competitividad entre los productores de Estados Unidos y Canadá, con las que privan entre sus homólogos mexicanos. Porque un bloqueo a todo lo largo de la frontera generaría daños por muchos millones de pesos y vulneraría el tan llevado y traído Estado de Derecho.