Recibí una llamada que me sorprendió, no por lo que significaba en sí, sino por el tiempo transcurrido. La Madre Goretti, del colegio de Villa de Matel me participaba que ayer sábado celebraría las Bodas de Oro de haber profesado sus votos religiosos con una misa solemne en la capilla, a las 12.00 de ese día.
La Madre Goretti es ampliamente conocida en la Comarca Lagunera. Es una persona muy activa, dinámica y emprendedora y fue de las primeras religiosas que manejaron transportes escolares en la región. Lo mismo se le ve en Lerdo, Torreón o Gómez Palacio realizando actividades inherentes a la institución, que dentro del colegio impartiendo clases y, cuando fue designada para dirigirlo, realizó una serie de mejoras que hasta la fecha se han continuado.
Lo que más llama la atención es que además de ese dinamismo y de la alegría que la caracteriza, jamás ha dejado de lado su profunda espiritualidad. Cuando, al término de sus extensas labores docentes y administrativas, la observa uno en la capilla del colegio escuchando misa, rezando, participando en todas aquellos momentos de oración que las monjas de claustro deben realizar dentro de sus votos de clausura: Laudes por la mañana, vísperas por la tarde, el Santo Rosario, la Hora Santa, etc., (que siempre infunden una gran paz espiritual cuando se tiene la oportunidad de convivir con ellas), vemos como se transforma en la religiosa conventual que decidió ingresar a la Orden del Verbo Encarnado y del Santísimo Sacramento hace 50 años para consagrarse a Dios.
Desde esta columna envío mis más calurosas felicitaciones a quien fuera nuestra compañera de banca en el quinto año de primaria, deseándole salud y bienestar en ese día tan significativo para ella.
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