Leíamos en un artículo publicado en la revista “Time” de Estados Unidos, sobre un nuevo estudio que proporciona evidencias de que los teléfonos inalámbricos pueden dañar las células del cerebro. Según investigaciones del doctor Leif Salford, neurocirujano de la Universidad Lund de Suecia. Salford se refiere a las 1.3 billones de personas en el mundo que acercan partículas radiológicas a su cerebro, ya que nos dice que aun pequeñísimos niveles de radiación pueden causar daño.
Desde 1992 en que David Reynard demandó en Florida a la industria de los celulares por haber causado el tumor que mató a su esposa, los abogados americanos han hablado de dólares, convencidos de que los celulares podrían como el tabaco ser sujetos a demandas, pero no ha habido reales evidencias de que los inalámbricos causen cáncer. Lo que es más, después de una larga investigación el Adelaide’s Institute of Medical and Veterinary Science no ha demostrado ese riesgo, lo mismo que la OMS.
Sin embargo, Salford no se ha enfocado al cáncer, sino en la “blood brain barrier” (bbb), barrera que da protección al cerebro de los químicos, toxinas y proteínas que circulan en nuestra sangre. Con una serie de estudios iniciados en 1992, el grupo Lund ha mostrado que en las ratas de laboratorio las radiaciones de los teléfonos inalámbricos abren esa barrera (bbb) permitiendo a las moléculas de la albúmina de la sangre –que deben ser demasiado largas para entrar- puedan colarse adentro. Estos resultados han sido duplicados en otros laboratorios y se ha visto por primera vez que cuando la barrera (bbb) es penetrada por la albúmina, las células que nos permiten hablar, pensar y marcar los teléfonos inalámbricos –las neuronas- pueden morir.
Salford nos dice que las neuronas de las ratas mueren aun cuando las radiaciones sean 1,000 veces más pequeñas que los niveles permitidos en los E.U., además de ser expuestos sólo por dos horas. “Son muy pequeña cosa, pero esos niveles fácilmente existen dentro del cerebro humano cuando se tiene la antena cerca de la cabeza”. Inclusive cuando no se le tiene. El grupo de Lund ha mostrado filtración de albúmina en energías tan bajas como 0.5 miliwatts –nivel que alcanza tan lejos como 1.8 m. lejos de la antena del inalámbrico-, por lo que se podría inclusive hablar de “inalámbricos pasivos”, como los “fumadores pasivos”.
Salford dice que el daño es más severo en ratas jóvenes y haciendo la comparación con los adolescentes piensa en que ellos son quienes más utilizan el celular y, sobre todo, lo utilizan demasiado tiempo, -recuerden que suelen pasarse las horas enteras en el teléfono- por lo que es importante que no se les dé a los jóvenes ni a los niños.
Salford también enfatiza que está consciente que los teléfonos inalámbricos han salvado muchas vidas, pero cuando él habla por su propio teléfono usa auriculares y coloca el aparato lo más lejos posible, y agrega: “procuro hablar lo menos posible”, lo que tal vez, mientras se hagan más estudios, sea lo más conveniente.