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Psicomentarios / “La expresión del amor”

Coty Guerra

En la batalla de los sexos, en la cual la mujer se quiere equiparar al hombre, la mujer ha perdido un terreno muy importante, y éste es el de la expresión del amor. En épocas anteriores las damas eran valoradas como algo muy especial y por eso los caballeros tenían que luchar por ellas. En la antigüedad la lucha era real, cuerpo a cuerpo, se peleaba por la conquista y la pertenencia. Después la lucha era verbal, originándose el romanticismo. Se componían odas y canciones dedicadas a las féminas en donde todo era poesía. Todavía en el siglo XX tuvimos las canciones de un Agustín Lara, de un Álvaro Carrillo, o de un Armando Manzanero, entre otros, que fueron portavoces del respeto y amor genuino y delicado hacia la mujer, y para muestra he aquí extractos de las letras de algunas de sus romanzas:

Mujer, mujer divina, tienes el veneno que fascina en tu mirar; mujer, alabastrina, tienes vibración de sonatina pasional... el altivo porte de una majestad... la divina magia de un atardecer... la maravilla de la inspiración... todo el palpitar de una canción... eres la razón de mi existir... mujer... Te quiero, como a nadie quiero, como no esperaba llegar a querer; te adoro, si adorar se llama el ser todo entero para una mujer...

Cuando quieras quitarme la vida, no la quiero para nada, para nada me sirve sin ti...

En la eterna noche de mi desconsuelo, tú has sido la estrella que alumbró mi cielo, y yo he adivinado tu rara hermosura y has iluminado toda mi negrura... mujer que brilla en mi existencia...

Amor mío tu rostro querido no sabe guardar secretos de amor, ya me dijo que estoy en la gloria de tu intimidad,

no hace falta decir que me quieres no me vuelvas loco con esa verdad, no lo digas, no me hagas que llore de felicidad...

Si negaras mi presencia en tu vivir, bastaría con abrazarte y conversar, tanta vida yo te di que por fuerza llevas ya sabor a mí...

Que al menos tu recuerdo ponga luz sobre mi bruma, pues desde que te fuiste no he tenido luz de luna...

Adoro la calle en que nos vimos, la noche cuando nos conocimos... adoro la forma en que sonríes, el modo como a veces me riñes... y me muero por tenerte junto a mí, cerca, muy cerca de mí...

Contigo aprendí que existen nuevas y mejores emociones, contigo aprendí a conocer un mundo nuevo de ilusiones, aprendí que la semana tiene más de siete días... a ver la luz del otro lado de la luna... que yo nací el día que te conocí...

Te extraño cuando camino, cuando lloro, cuando río, cuando el sol brilla, cuando hace mucho frío, porque te siento como algo muy mío... te extraño, a cada paso me siento solitario, cada momento que estoy viviendo a diario estoy sufriendo amor porque te extraño... por tus virtudes, por todos tus errores, por lo que quieras amor, no sé, pero te extraño...

Somos novios, pues los dos sentimos mutuo amor profundo, y con eso ya ganamos lo más grande de este mundo... nos amamos, nos buscamos, como novios nos deseamos... como todos procuramos el momento más oscuro, para hablarnos, para darnos el más dulce de los besos... sin hacer más comentarios, somos novios...

Toda esta poesía se cantaba en las famosas serentas nocturnas, llamadas también “gallos”, al pie de la ventana de la novia (literalmente hablando) con conjuntos musicales que variaban desde un trovador solitario, un trío o una orquesta completa, según la economía del galán. Las serenatas se iniciaban así:

Despierta, dulce amor de mi vida, despierta si te encuentras dormida,

escucha mi voz vibrar bajo tu ventana, en esta canción te quiero entregar al alma

perdona si interrumpo tu sueño, pero no pude más y esta noche te vine a decir: te quiero.

Y terminaban así:

Duerme, duerme mientras yo te arrullaré, con el hechizo de esta canción

que para ti forjé...

Esta manifestación romántica se ha transformado en los “pollos”, que es tocar la música actual estentórea, anodina y fuera de métrica del estéreo del coche desde la orilla de la banqueta, la cual en ocasiones no es escuchada ni por el propio galán por lo borracho que se encuentra.

Cuando menos en lo que a romanticismo se refiere, es verdad que todo tiempo pasado fue mejor.

www.cotygube63@hotmail.com

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