Tuscumbia es un pueblo de los Estados Unidos que cuenta con 8 mil habitantes. Es un pueblo famoso porque en él nació una persona extraordinaria llamada Helen Keller, quien a los pocos meses de nacida debido a una enfermedad perdió los sentidos de la vista y el oído, quedando encerrada en un mundo enclaustrado que sólo por su inteligencia pudo tener la capacidad de superar, llegando a niveles de superación insospechadas para una discapacitada como ella y sobre todo en la época que le tocó vivir.
En ese lugar creció y disfrutó su etapa de estudiante adolescente Harvey Robbins, empresario jubilado con 70 años de edad, quien ahora ha decidido invertir en ese pueblo creando empresas y comercios, sobre todo una fuente de sodas, para emplear sus energías y tiempo disponible. Esas inversiones del Sr. Robbins han traído bienestar económico a Tuscumbia, que ha recibido la ayuda complementaria del gobierno de acuerdo a lo que se le ha invertido.
Además de ser una labor muy meritoria, tanto por el bien del pueblo, como por el espíritu que prevalece en el Sr. Robbins, a pesar de su edad, porque otro se dedicaría a disfrutar su dinero, lo interesante es que decidió hacerlo por los recuerdos placenteros que tenía de su noviazgo con su actual esposa, con quien iba a la cafetería de la época a disfrutar de unas ricas malteadas, como las hacían y servían antaño.
Ojalá y hubiera más señores Robbins en el mundo, porque, insisto, no es por tener dinero que él es generoso, su generosidad viene del amor a su pareja.
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