En el sur de Francia existe un cementerio donde los muertos se unieron a la era de la informática, por medio de un sistema de computadoras que presentan datos y mapas para localizar las tumbas, conocer la biografía del difunto y dejar mensajes electrónicos de condolencias. Además, en caso necesario, pedir un taxi.
Al entrar al cementerio de referencia, existe una pantalla interactiva que da el sitio preciso y los detalles personales de los 4 mil difuntos ahí sepultados, para evitar perder el tiempo en localizarlos. Los más contentos en esta modernidad son las florerías, porque este sistema les facilita la entrega de arreglos florales.
Todo lo que signifique progreso está perfecto y naturalmente que este servicio es para los vivos, pero, yo me pregunto... ¿Y para los muertos qué?... Mejor que visitarlos y quedar bien con los deudos vivos, deberían rezarles, de acuerdo a la fe de cada quien, por el eterno descanso de su alma, porque al paso que vamos tal vez se va a llegar al hecho de colocar aparatos con CDs y altoparlantes para decir las oraciones. Y naturalmente que la gente tendrá que depositar monedas para hacerlos funcionar.