Vurdon, en idioma romanés significa carreta (tirada por animales, con toldo) y es el símbolo del pueblo gitano. Entre ellos existe la leyenda de que ellos vivían en un país llamado Sindi en la India y fueron desterrados por los musulmanes, por lo que empezaron a vagar de una nación a otra, iniciándose de esa manera su vida nómada.
Aunque se trata de una leyenda, investigaciones realizadas hacen pensar que fue una realidad, porque varios dialectos de la lengua gitana, llamada romanés, se pueden comparar a algunos dialectos de la India, como el sánscrito, el pracrito, el mahada y el punjab. Lo que sí no se ha podido dilucidar es el motivo por el que abandonaron la India y sólo se cree que su vida nómada empezó debido a situaciones adversas.
Su corriente migratoria empezó entre los Siglos IX y X, atravesando Persia, Egipto, Creta y el Peloponeso, de ahí que se les llame también ?cíngaros?, palabra que proviene de un término de origen griego medieval ?athingaroi?, que quiere decir intocables.
Su llegada a Europa se les sitúa entre 1417 y 1427 y para ser aceptados se decían procedentes de Egipto, de ahí el nombre de ?gitanos? (deformación de ?egiptanos). Decían que los sarracenos (nombre que se daba en la Edad Media a los árabes de Europa y África), los habían perseguido y obligado a abjurar de la fe cristiana. Se tiene la idea de que su modo de vida es pedir limosna y la lectura de la mano en las mujeres y niños, y los hombres se dedican a la manufactura y la venta ambulante de artesanías.
Su carácter de nómadas, con una manera de vivir distinta al resto, así como el aceptar en su grupo a mendigos y delincuentes, contribuyó a empeorar su imagen creando prejuicios y persecución hacia su raza. Entre ellos nunca existieron ni existen reyes o reinas de los gitanos, siendo importante únicamente la familia nuclear: marido, mujer e hijos. El nómada es por naturaleza individualista, pero se tiene respeto por los ancianos del grupo.
No tienen religión propia y la mayoría no reconocen un dios personal, ni ministros o cultos. Su mundo sobrenatural está regido por una fuerza del bien llamada Devél y una del mal llamada Beng, creencia similar al zoroastrismo, probable remanente de su paso por la antigua Persia. La minoría se adapta a la religión vigente de los países donde residen. Actualmente se conocen gitanos Rom, procedentes de Yugoeslavia, los Calé de España y los Sinti de Italia, cada grupo con su propio dialecto. Los gitanos constituyen el último desafío al establecimiento sedentario que impera en el mundo.
Todo esto sirve de introducción a una noticia que apareció el lunes 29 de septiembre en los medios de comunicación sobre una boda muy elegante en la comunidad gitana de Rumania entre un chico de 15 años y una niña de 12. El padre de la novia ofreció una fiesta para 400 invitados y dio una dote de decenas de miles de dólares, la novia llevaba una tiara de diamantes y un vestido de 4 mil dólares.
En mitad de la ceremonia ella salió corriendo del recinto dando a conocer que no estaba de acuerdo, pero regresó a los 15 minutos y la boda continuó. El proceder de la novia originó que el país se diera cuenta que era un matrimonio arreglado por los padres, interviniendo la Liga de Derechos Humanos porque en esa nación el matrimonio sólo está permitido a partir de los 18 años de edad y son castigadas las relaciones sexuales entre menores. Al parecer, las ceremonias gitanas habían sido permitidas en Rumania anteriormente, tolerando sus costumbres, pero el problema surgió por la conducta de la novia durante la fiesta.
El martes 30 informaron que se harían investigaciones porque los matrimonios forzados constituyen violaciones a los derechos humanos y van en contra de la Ley de la Unión Europea y por eso el matrimonio era ilegal. El miércoles 1o. de octubre informaron que se hicieron exámenes para ver si el matrimonio había sido consumado en la noche de bodas y en caso positivo él sería enviado a un centro correccional y ella a un orfanato. El ministro que llevó a cabo la ceremonia defendió ese matrimonio como una costumbre del pueblo gitano.
Los tiempos van cambiando, no cabe duda, y hasta las niñas gitanas se empiezan a rebelar. Ojalá pasara lo mismo con el rito aberrante de la circuncisión en las niñas musulmanas, el cual todavía se acostumbra en algunos países.