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Psicomentarios / El adulto mayor

Coty Guerra

Cuando se produce una buena película y se tiene la oportunidad de verla, lo menos que puede uno hacer es recomendarla y eso me sucedió con “Acerca del Señor Schmidth”.

Para empezar la actuación de Jack Nicholson es impecable, pienso que el Oscar se le otorgó al actor de “El Pianista” por el tema que trata; recuerden que en un alto porcentaje la industria cinematográfica está en manos de gente de nacionalidad hebrea y el holocausto es un argumento muy utilizado, y premiado, porque no quieren que las nuevas generaciones olviden esa tragedia, pero, muy bien pudo ser ganado por Nicholson. Cuando uno lo ve y recuerda algunas de sus interpretaciones como “El Resplandor”, “Alguien voló sobre el nido del cucu”, “Mejor imposible”, “Las brujas de Eastwick”, y ahora ésta, todas ellas de facetas totalmente diferentes, no cesa de admirarlo.

En cuanto al tema de la película: un hombre atraviesa por la etapa de la tercera edad, es jubilado y muere su esposa, todo en un corto tiempo, además de que la única hija está próxima a casarse. Esto da como resultado que la angustia que primordialmente se siente tan sólo por envejecer, se profundice. Está hecha para reflexionar sobre el papel que cada quien juega en nuestra sociedad y es muy conveniente que la vean los jóvenes.

Como lo analizó Erich Fromm de una manera tan profunda en su libro “Tener y ser”, en la actualidad lo primordial es: “Cuánto tienes, cuánto vales” y al dejar de ser productivo pierdes el valor como persona. Nadie es indispensable, no importa el tiempo y el esfuerzo que hayas dedicado, si te jubilas otro ocupa tu lugar y la vida continúa.

En cuanto a la familia, las parejas pueden vivir juntas toda una vida, pero no hay peor soledad que la de “dos en compañía”. Si no existe una buena comunicación, rica en experiencias conjuntas, llega el momento en que todo se vuelve rutinario y tedioso. El Sr. Schmidth llega a extrañar la presencia de la esposa más por la necesidad que tiene de ella para resolver sus problemas cotidianos, que por su compañía en sí. La hija del personaje vive en otra ciudad y está experimentando sus propios problemas y expectativas, por lo que no le interesa hacer más llevadera la soledad del padre, sólo le importa el dinero que él le envía para los gastos de su próxima boda alegando que cuando ella era pequeña él la descuidó por atender su trabajo. La ley del Talión: ojo por ojo, diente por diente.

Al no contar con alguien que realmente lo ame y lo escuche, Schmidth muestra su vida, a través de una correspondencia epistolar, a un pequeñito de 4 años que vive en África y al que envía una ayuda humanitaria. Al final Schmidth recibe un dibujo del niño en donde aparecen ambos con las manos entrelazadas y esto le da el consuelo que necesitaba. Y aquí reside la importancia del argumento: todos requerimos que nos comprendan y nos amen y Ngudu, el pequeño africano, a pesar de su edad y su lejanía, es el catalizador; por lo tanto no todo está perdido para la humanidad. Siempre habrá un Ngudu para un Schmidth.

No deje de verla, ya no está en cartelera, pero tal vez la pueda encontrar en los videocentros. Enviar comentarios a: www:cotygube@hotmail.com

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