Navegando por la televisión, me topé con un programa educativo, llamado “Los diez mejores”, que explora los diez mejores casos de diferentes temas, por ejemplo el que vi se trataba de las edificaciones hechas por el hombre. De acuerdo al programa éstas eran las siguientes, en orden de importancia:
1.- La Estatua de la Libertad (llamada en una famosa poesía “La Madre de los Asilados’’), Estados Unidos.
2.- La Torre Eiffel, París.
3.- La Acrópolis, haciendo especial mención al Partenón, Grecia.
4.- La Plaza Roja con las edificaciones que la circundan, La Catedral de San Basilio, El Kremlin, La Tumba de Lenin y la Iglesia del Cristo Redentor.
5.- El Monte del Templo, Israel.
6.- La Puerta de Brandenburgo, Alemania.
7.- El Reloj del Big Ben, Inglaterra.
8.- La Torre de Pisa, Italia.
9.- El Cristo del Corcovado, Brasil.
10.- El Capitolio de Washington, Estados Unidos.
El Cristo del Corcovado, La Torre de Pisa (campanario de iglesia), El Monte del Templo (sitio donde estuvo el Templo del Rey Salomón y que es considerado el lugar más sagrado para las tres religiones monoteístas: la cristiana, la judía y la musulmana), La Catedral de San Basilio, La Iglesia del Cristo Redentor y El Partenón, que estaba dedicado a la diosa Atenea, se refieren a edificaciones que fueron realizadas por la humanidad en la búsqueda de la fe.
El Capitolio, el Big Ben, El Kremlin, la Tumba de Lenin (se construyó por motivos políticos), la Estatua de la Libertad, la Torre Eiffel y la Puerta de Brandenburgo, son edificaciones realizadas en la búsqueda del poder, la justicia y la belleza, aspectos que también han sido importantes para la humanidad.
Pero, definitivamente lo que más se ha cuestionado el hombre es “de dónde venimos”, “hacia dónde vamos”, “quiénes somos”, “cuál es nuestro valor como seres pensantes”, etc., aspectos todos relacionados con la fe y la trascendencia, sin dejar de lado la soberbia, porque pensamos, por un lado, que no es posible que todo termine al morir, que somos tan importantes que algo debe haber más allá para nosotros; y la humildad, que por el otro, nos hace ver que somos tan infinitesimales en el universo, que sólo la misericordia de alguien poderoso y magnánimo nos ha dado la vida para una misión insondable y que sólo la espiritualidad nos puede dar la respuesta.
Mientras tanto, los que hemos tenido la oportunidad de presenciar estas maravillas arquitectónicas “en vivo y a todo color”, no dejamos de admirar y de impactarnos ante la creatividad del hombre a través de los tiempos, pensando que por mucho que se cuestionen y aunque sus obras perduren, los seres humanos tarde que temprano tienen que morir.
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