La pregunta crucial sería: ¿Es conveniente o no pegarle a los niños como medida de disciplina?
Todos los padres se hacen el mismo cuestionamiento, sobre todo cuando se ha experimentado una conducta u otra y no se tienen resultados favorables. La realidad es que lo que funciona para un infante no funciona para otro, porque desafortunadamente no son “recetas de cocina”, en donde le dicen a uno los ingredientes exactos y el resultado es más o menos constante.
Lo más común es que los padres acostumbren dar nalgadas a los niños, aunque algunos expertos en conducta infantil lo reprueben, y para esos padres es importante que estén enterados que existen en otros países restricciones para dar esos castigos y si se viaja, se pueden tener líos con la ley local.
En muchas partes del mundo, como Asia, Canadá, el Medio Oriente, Estados Unidos, Inglaterra y Nueva Zelanda permiten la nalgada, pero 11 naciones: Alemania, Austria, Croacia, Chipre, Dinamarca, Finlandia, Israel, Islandia, Latvia, Noruega y Suecia tienen leyes que prohíben el daño corporal en los niños, imponiendo castigos a los transgresores hasta de cárcel, y se piensa que probablemente va a llegar el momento que las “nalgadas” serán ilegales en todo el mundo.
Yo, como experta, sólo sé que no sé nada. Lo que sí puedo señalar es que vale más una nalgada que diez gritos, siempre y cuando ésta no vaya acompañada de expresiones de coraje, porque esto sí daña a los pequeños. Es importante que le quede claro al niño que se trata de una medida disciplinaria y no de rabia incontenible.
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