¿Por qué se ha vuelto tan primordial la sexualidad en el hombre? Independientemente de que ocurre un beneficio corporal, también ocurre un beneficio psicológico importante, y éste es el dominar a la mujer.
La mujer ha avanzado en todos los campos: familiar, empresarial, gubernamental, eclesial, profesional, social, etc. Anteriormente el hombre siempre decía la última palabra en todos los ámbitos de la vida, ahora ya no. Los hijos se dan cuenta que la madre trabaja y aporta económicamente igual que el padre, en ocasiones hasta más porque la mujer es mejor administradora de los recursos materiales; los empresarios ven que la mujer es responsable y dedicada y puede desempeñar labores de igual o más categoría que el hombre, en política la mujer se muestra comprometida con lo que hace, el hombre diversifica sus acciones con otras actividades; en el aspecto religioso la mujer es idealista y mística, por lo que su trabajo es más eficaz; en el campo profesional existen mujeres que han llevado a cabo su función atinadamente, con el agregado que en las áreas humanísticas encajan mejor por su sensibilidad intrínseca femenina; en cuanto a lo social, generalmente son las personas que crean y apoyan la mayoría de los organismos que benefician a los más necesitados.
Con tantos logros, la mujer, además de sentirlo como una necesidad, exige que sea tomada en cuenta por el hombre y, sobre todo, que éste la respete. Pero el hombre no sabe cómo proceder, porque han sido siglos de hegemonía de su parte, y trata de imponerse a través de una conducta en la cual la mayoría de las veces ejerce el dominio: el acto sexual. Inclusive, en ocasiones la figura de la mujer se percibe tan amenazante que el hombre teme relacionarse con ella y puede dirigir sus baterías a otro lado, aflorando su homosexualidad.