Se habla más del maltrato a los niños que del maltrato a la pareja, pero el daño psicológico es también muy fuerte en los hijos cuando están presenciando día con día las actitudes agresivas de los padres.
El problema más grande reside en la ineptitud de la mujer para afrontar la vida por sí sola, sin un hombre a su lado, aunque éste le signifique un sufrimiento. Existen investigaciones y tratados psicológicos completos sobre el tema, pero si la persona no tiene la autoestima suficiente para escaparse de la situación, siempre quedará atrapada en ese inframundo que sólo quien lo sufre puede conocerlo a fondo.
Las manifestaciones más relevantes son: El abuso emocional, el abuso del privilegio masculino, el abuso económico, utilizar a los hijos, intimidación, amenazas directas, el aislamiento de la pareja con el pretexto de los celos, así como el aumento de la violencia hasta llegar a la muerte.
Aparte de la muerte, la más dramática de todas es el abuso emocional porque conlleva un fenómeno mental que aparece siempre en todos los casos: que la mujer se sienta culpable y, por ilógico que parezca, niega o minimiza el abuso.
Existen niveles en el maltrato. En el primer nivel se habla de empujar, jalar, zarandear. En el nivel moderado cachetear, pellizcar, patear, arrancar el cabello. En el nivel severo golpes con objetos (palos, escobas, cintos), estrangulamiento, uso de armas.
Cuando el hombre se ve amenazado de que la mujer lo va a dejar (cosa que casi nunca sucede porque quien mucho se despide pocas ganas tiene de irse) suele hacer muchas promesas, pero casi nunca las cumple y su conducta agresiva persiste. Es muy difícil que un esposo maltratador cambie su conducta si no tiene la ayuda profesional para ello y, en ocasiones, hasta eso puede fallar.
Se requiere de un proceso de apoyo de larga duración porque las causas son profundas y se remontan a las etapas primarias del desarrollo psicoemocional. El apoyo profesional también lo necesita la mujer, porque no es normal soportar el maltrato escudándose en un sinnúmero de pretextos, así como los hijos por lo que les ha tocado vivir.
Cuando la mujer decide, por fin, abandonar al marido, es necesario, sobre todo, llevarse a los hijos con ella y además sacar de la casa documentos necesarios como: identificaciones, actas de nacimientos, archivos médicos, dinero en efectivo (si lo hay), pasaportes (si los hay), papeles oficiales (propiedad de la casa, etc.), llaves. Además, medicinas y objetos pequeños que pueda vender.
Podrá ser difícil que la persona ante el miedo piense en estas cosas, pero son necesarias. En ocasiones se deja todo con el propósito inconsciente de tener un pretexto para ver al marido, lo que naturalmente es enfermizo, pero una persona que no amenaza y toma decisiones drásticas debe hacerlo correctamente. Un paso importantes es levantar un acta del motivo por el cual se sale de la casa para no ser acusada de abandono de hogar. Si el marido es el que abandona, se deben cambiar las chapas de entrada de la casa y avisar a las autoridades.
Además de la ayuda psicológica, es necesaria la ayuda legal. Existen organismos gubernamentales, como el DIF, que proporcionan ambos apoyos. Utilízalos.