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Psiquiatría /Familia y SIDA

El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida ha sido considerada la enfermedad del Siglo, los primeros casos se descubrieron en los años 80’s, provenía de África y el virus causante vivía en monos sin ocasionarles enfermedad.

Posiblemente la carne contaminada fue la vía de contaminación humana, posteriormente se extendió por todo el mundo por contactos entre homosexuales; la sangre contaminada en agujas sin esterilizar, entre los drogadictos y las relaciones heterosexuales promiscuas y las transfusiones de sangre contaminada en menor medida.

La enfermedad ha infectado a 11. 8 millones de jóvenes (entre los 15 a los 24 años), la mayor parte en África, al sur del Sahara con 8,600.000; en Asia Oriental y el Pacífico con 1,100.000; en América Latina 560,000; en países desarrollados 240,000 y en África del Norte 160,000. Sin embargo el número total de infectados en el mundo es de 40,000.000; en el año 2001 murieron 3,000.000.

Esto es un problema de salud mundial preocupante que tiende a aumentar, han existido desde el descubrimiento de la enfermedad esfuerzos para detener la epidemia, pero a pesar de los logros continúa básicamente incontrolable y mortal. El virus ataca sistemas defensivos del organismo favoreciendo invasión de otros virus o bacterias que en situaciones comunes no podrían hacer daño, también facilita el descontrol del crecimiento celular con la formación de tumores.

Los medicamentos usados para prolongar y mejorar la calidad de vida son caros y pocos individuos tienen acceso a ellos, sobre todo en países como el nuestro con problemas económicos. La enfermedad es terrible, causa un deterioro constante y lleva a los pacientes a sufrimientos físicos y psicológicos enormes, el suicidio entre ellos es 36 veces más frecuentes que en la población general.

La causa biológica descubierta respecto al virus ha dado lugar a múltiples teorías respecto al por qué de su aparición como atacante humano; sin embargo, dada la transmisión homosexual, heterosexual y por uso de agujas contaminadas deja al descubierto situaciones psicológicas, sociales y personales más complicadas.

Los homosexuales son los que están en mayor riesgo y cuando enferman sufren doble discriminación, se pone en evidencia que la homosexualidad es más frecuente de lo que se pensaba y sus causas de nuevo motivan polémicas, dudas y emociones contradictorias, también se descubre que la sexualidad comienza a ser practicada a temprana edad y frecuentemente sin el conocimiento y madurez adecuadas para evitar enfermedades.

La promiscuidad heterosexual es una realidad provocando contaminaciones dentro del matrimonio, se ha detectado esta conducta promiscua con más frecuencia en el hombre. La comercialización del sexo tiende a generalizarse, la prostitución masculina es mayor, el uso de agujas hipodérmicas para la administración de drogas derivados de la hoja de coca o de la amapola en nuestro país también aumentó y con ello las enfermedades que transmiten como la hepatitis y el SIDA.

Las campañas de prevención han tenido regular éxito en sociedades más cultas y con individuos más organizados, pero en las pobres han sido un fracaso.

La familia, antes un refugio personal y una fuente de conductas que se motivaban por una mejor estructura podía lograr una disminución del hedonismo (prevalencia del placer sobre la razón y responsabilidad) irracional. Actualmente en el “mundo desarrollado” existe una sobrestimulación sexual debido a la libertad que sin la madurez correspondiente se convierte en libertinaje.

Los roles en el hogar tienden a cambiar con rapidez con daño a la estructura familiar, el aumento de la población y la vivencia de múltiples problemas provoca inestabilidad y debilidad de la personalidad favoreciendo de esta manera decisiones equivocadas. La competencia que caracteriza a nuestro sistema invade el seno familiar alejando e incluso enfrentando a sus miembros favoreciendo la infidelidad, el no tomar en cuenta las diferentes formas de hablar, sentir y expresar del hombre y mujer los llevan a considerarse mutuamente inadecuados bajando las posibilidades de una convivencia amorosa y satisfactoria, la falta de respeto del hombre a la mujer provoca ahora más conflictos que antes con el mismo resultado.

El SIDA amerita un esfuerzo social enorme que implica mayor información sexual y de sus riesgos, más integración familiar y evitar que la lucha por el poder llegue a la familia, lograr que la relación se sustente en un pensamiento racional que muestre la realidad humana y sus características de género de la forma más clara posible para que las emociones sean congruentes con ella.

Son tiempos de grandes oportunidades y riesgos e inclinar la balanza a un lado u otro depende del raciocinio y de las emociones sanas. El SIDA, la inseguridad económica, la sobrestimulación emocional, la debilidad creciente de las familias, el aumento de la frustración y neurosis, el alcoholismo y drogadicción son entre otros males relativamente prevenibles en la medida que se logre más funcionalidad de la familia que continuará siendo el medio donde se producen personas fuertes, débiles o distorsionadas con mayores o menores posibilidades de defenderse de un entorno más complicado, peligroso y demandante.

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