¡Uuuy que miedo… Mira como estoy temblando!
Duro y a la cabeza: Me opongo a que traten a los sacerdotes como ciudadanos de tercera, y con menos derechos constitucionales de los que tenemos el resto de los mexicanos.
Hace cosa de un año, mis amigos cienegüenses me llamaron la atención porque le hablaba de tú a un padre que me estaban presentando; y como no hablarle de tú si el chavito no rebasaba los 25 años, y yo le doblaba en edad. Al respecto, me hicieron ver que el padre había estudiado mucho, a lo que yo les conteste que no más que yo porque me había echado nueve años después de la prepa.
Así que si era por edad, podría ser mi hijo, y si era por estudios, ahí nos dábamos. En el fondo lo que yo quería decirles, es que el ser sacerdote o el ser ortodoncista, no es otra cosa que una profesión para la que ambos estudiamos, y no por ello la una es más o menos reverente que la otra.
Quizá debí empezar por decirles que mientras estudié la prepa en el siempre glorioso Instituto Francés de La Laguna, conviví durante tres años con 50 seminaristas, muchos de los cuales hoy me saludan al darme la comunión, y quizá sea por ello que siempre los he visto como mis amigos, esos buenos amigos que estudiaron una carrera… diferente a la mía.
Partiendo de esta base, ¿cómo es posible que -por ejemplo- mi amigo, el padre Gerardo Zataráin, pueda ser encarcelado si comete alguna falta, bien sea moral o de tránsito, de la misma manera que por lo mismo me castigarían a mí, como mexicanos que somos ambos... Aaah… pero si hablamos de política, ahí si que hay “racismo”, pues nada me impide que yo pueda juntar a un grupo de amigos y decirles que el candidato del PAN es muy bueno y que les aconsejaría votaran por él; mientras que si lo mismo se le ocurre decir a Gerardo, vas p’al bote o te bajan creo que 20 mil salarios mínimos… ¡Padre santo!... diría “Don Hueso”… si no traen los pobres si 20 salarios mínimos en la bolsa, qué cristianos crees que te va a pagar 60,000 pesos… ¿Su jefecita?... nombre… si acaso te mandaran a recordar a la tuya.
¿Cómo es posible que haya tanta incongruencia en algunas leyes? ¿Cómo es posible que el gobierno le tenga tanto miedo a los padrecitos? o acaso… ¿Sabrán que de alguna forma son “la conciencia del pueblo?’’... ¿Cómo es posible que prendas la televisión y veas que los políticos tratan de multar y hasta encarcelar a algún obispo por decirles a los fieles lo que todos sabemos, lo que todos pensamos, y lo que todos tenemos el libre albedrío de gritar a los cuatro vientos?… ¿Todos?... bueno, todos, menos mis compañeros de prepa que hayan elegido seguir la carrera de sacerdotes, porque ellos están marginados en las leyes de nuestro país.
No me mal interprete, y déjeme aclararle mi postura para luego no ver mi correo saturado de réplicas. Estoy de acuerdo en una división “sana” entre el clero y el estado… y fíjese bien que dije… ¡división sana!... y por ello entiendo que un obispo no puede ser candidateado para gobernador o para diputado –Dios nos libre… lo ex comulga su jefe-. Pero de eso a evitarle “expresar sus ideas”, de eso a evitarle el decir a sus amigos que el partido de la pantera rosa son una bola de rateros y que en el pueblo oaxaqueño de Yoteshingo se ha clavado la lana por generaciones y generaciones… por favor… ¡claro que tienen derecho a expresar sus ideas!... y mal harían si se las callaran, pues con ello pecarían, no sólo contra Dios, sino contra una comunidad de gente buena que los cobija, los cuida y los respeta, y que como mínimo, espera de ellos honestidad para con sus actos… y sus ideas.
Resulta risible ver por la televisión –Televisa- que el gobierno trae entre ojos a tal o cual obispo y que hasta lo podrían encarcelar por opinar sobre tal o cual partido –proselitismo le llaman ellos- y le cambias al canal gringo de CNN, y vez a un enorme general de división, jefe de todas las milicias bostnias, cómo se inclina para besar la mano de un sacerdote, con más respeto del que lo haría si fuera su propia madre… ¡Sí!... Era el Papa quien recibía y sigue recibiendo los respetos de Presidentes, Generales y políticos… esos políticos que saben besar la mano cuando les conviene y tomar la constitución como espada de Damocles… cuando les viene en gana.
Lo cierto, y para beneplácito de los que somos amantes de la verdad, es que ningún sacerdote se cree eso de que “no pueden opinar sobre política”, y lo hacen y seguirán haciéndolo como mexicanos que son. Entúpido me resultaría el saber que el señor Rodrigo Ruiz (El Pony), chileno de nacimiento y recientemente estrenado “Mexicano”, sí que puede opinar a voz en cuello lo que piensa sobre el partido político de su preferencia; sin embargo, el padre Anacleto, que nació en un ejido de la periferia de Torreón, que ha sufrido las inclemencias de 70 años de pobreza, cacicazgo y raterías… ¡No puede opinar sobre política!... mi madre… en que país vivimos.
Con todo esto me doy cuenta del miedo que le tienen los políticos a los padrecitos, que como bien diría el difunto y guapachoso “Chicoché”… ¡Uuuy que miedo… Mira como estoy temblando!
Nota: Desde aquí le mando un afectuoso saludo y mis mejores deseos de recuperación a mi buen amigo Gerardo Bejarano, pues no a cualquier mortal le abren el corazón dos veces en la vida para darle “mantenimiento”, cambio de válvulas, aceite y afinación de punterías. Jerry, si ya lo resististe por segunda vez… es que llegarás a los 90 años… me cae.
www.internetual.com.mx/llama