...el otro enfoque
Leer -apenas ayer- las letras de la sección Las Laguneras Opinan de este mismo periódico, causó dentro de mí tal ebullición que mandé quitar el amable y rosa artículo que había programado para este domingo, para dar paso a mi enojo –no para la escritora-, sino para aquellos asesinos que no merecen otra cosa que… la pena de muerte.
Y para entendernos un poco debo matizar que el tema de la pena de muerte se ha desviado de su idea original, la cual aunque resulte muy brusca es: Matamos o no matamos a los asesinos, en lugar de matizarla de rosa diciendo: ¿Disminuirá acaso la delincuencia si los matamos?... ¿Liberaremos sus almas si los matamos?... ¿Será la muerte poco castigo para sus crímenes?... ¿Podrían acaso regenerar sus vidas con 50 años tras las rejas?... ¡Pamplinas!... la idea concreta es… ¿los queremos ver nuevamente en las calles o queremos que jamás vuelvan a dañar a un ser humano?
De ninguna manera considero factible el que una alimaña -y perdone por no llamarle persona-, que torturó, violó y asesinó a una pobre mujer en Ciudad Juárez para tomarle un video pornográfico violento que luego podrá vender a precio de oro a los traficantes de porno en USA, pudiera tener la menor posibilidad de regeneración… ¡Jamás!... eso sería tan factible como pedirle a un tiburón que no vuelva a atacar a un bañista, si la sociedad se empeña en mantenerlo viviendo en un piscina pública.
Lo único que yo entiendo al aplicar la pena de muerte, es quitarnos a esa “tarántula” de encima de la cabeza, y evitar que si ya me mordió hoy el hombro derecho, me muerda mañana el izquierdo… ¿Qué si hay que matar a la tarántula?... eso se lo dejo a su criterio. Puede matarla, amordazarla, cortarle los colmillitos o darle de comer y llevarla al campo y soltarla entre sus congéneres para que ahí “se la rife” a ver si come o es comida, lo que aquí realmente nos interesa es que jamás deberemos permitir que una alimaña siga viviendo entre la gente decente.
Que si ustedes no están de acuerdo con que maten a los asesinos… bueno... ¡Pues que no los maten!.. sólo dígame pa´dónde los mandamos, o a quién se los encasquetamos, porque es un hecho que Fernando Llama Alatorre no pagará un sólo centavo de impuestos para que se alimente durante 40 o 50 años a un violador de mujeres, a un parricida, a un desalmado asesino en serie… lo siento mi amigo… si usted quiere que no los maten… ¡pues que no los maten!... que se los manden a su casa para que usted les ponga una cadenita, les dé de comer y los saque a pasear por las mañanas como un perrito, pero yo no los quiero cerca de mi familia.
Ahora bien, las personas que están en desacuerdo con la pena de muerte, tal parece que son millonarias, o que piensan que vivimos en un país millonario y sobre todo “extenso”… ¡enormemente extenso!, donde hay el suficiente espacio para dejarles unos dos o tres Estados para que vivan -quizá no quepan- (pero que sean del sur, porque en el norte estoy yo), y ahí si quieren se maten entre ellos o hagan lo que quieran, pero sin dañar a nadie.
Lo cierto aquí, es que no hay espacios decentemente habitables ni para acomodar a los “hombres honestos”, mucho menos para los asesinos. Y si no somos capaces de cooperarnos para darle de comer a los pobres indios de Chiapas, a los tarahumara, y a los que habitan en los cinturones de miseria en cada una de las ciudades conurbadas, mucho menos cooperaremos para mantener comiendo a un asesino 40 años.
Una realidad del tamaño del mundo es que aún hay millones de mexicanos que no tienen agua potable en sus casas y van al baño “en el monte” por no tener un escusado donde defecar, así que, no le voy a poner escusado y agua limpia a un violador de jovencitas si aún no se lo pongo a unos pobres tarahumaras que tienen más derecho a vivir que esa maldita alimaña.
No sé si usted sepa que las cárceles están abarrotadas de presos y que ya no cabe uno más, que la policía atrapa a los ladrones y no le queda otra que dejar libres “a algunos” porque materialmente ya no tienen dónde meterlos, y al respecto le transcribo un segmento de la entrevista que hice hace tiempo y que la puede consultar completa en mi página Web bajo el nombre de “La inseguridad pública vista con la lupa de un ex-jefe de policía”:
Mira Fernando: Los ladrones no reciben las penas que deberían de recibir por sus delitos, pero aquí hay algo aún más importante... ¡El gobierno tampoco quiere que los consignen!... pues... ¡Dónde los mete?... Las cárceles están “atestadas” de presos y “ya no caben más’’, además por cada preso que metes a la "peni", dejas afuera a una mujer sin marido con cuatro hijos en la orfandad que no tienen que comer, y ahora creaste un problema más grabe... ¿Qué va a comer esa familia?... y te digo la respuesta a boca jarro: Las mujeres se harán prostitutas y los hombres roba estéreos, porque aparte de mantenerse ellos mismos hay que llevarle lana a su padre para que compre “protección” dentro del bote y no lo “madreen”... así que por lo pronto digamos que la autoridad... ¡No quiere más ladrones! por lo que de una forma o de otra ... hay que darles salida, fin.
Cuando se habla de la pena de muerte, siempre se habla de: Si ello disminuirá la delincuencia o si el asesino se irá a regenerar…¡Por Dios!... eso no es lo importante. Si una alimaña violó a mi hija de 15 años… ¡qué diablos me importa si ese tipo se va a regenerar algún día? ¡A mí qué diablos me importa si su ejemplo o su castigo hará que disminuya la delincuencia en Australia?… ¡A mí qué diablos me importa ya todo? - y no es que yo quiera venganza, pues eso se lo dejo a Dios-, lo único que quiero es estar seguro de que esa persona no volverá, jamás -y escúchenme bien quienes están en contra de la pena de muerte-… que esa alimaña jamás pisará nuevamente las calles, y que jamás tendrá cerca de él, a otra niña qué violar…
Así que dejémonos de darle a la pena de muerte el enfoque de la regeneración de la alimaña que se ha comprobado hasta el cansancio que jamás se regenerará, por el contrario, al paso de los años agarrará “más veneno” y saldrá a las calles peor que una víbora de cascabel a seguir dañando a la ya hiper-dañada sociedad mexicana.
Que si ese asesino es así porque su madre de pequeño le pegó con un chicote y su padre era borracho y su tía era…¡a mi me vale!... si ello es importante para los sociólogos y las trabajadoras sociales... estoy de acuerdo, que se aboquen a evitar que en los hogares separados, humildes o desarraigados “sigan naciendo alimañas”. Pero no estamos hablando ahorita de cuáles son los orígenes de las alimañas, estamos hablando simple y sencillamente, ¿qué vamos a hacer con las alimañnas? y la respuesta no es otra que alejarlas de la gente decente para siempre.
Y para ello –le guste o no- sólo hay dos caminos, que si a usted le resulta crudo leerlo puede pasarse a la sección de deportes… Eliminarlos como alimañas que son, y evitar que vuelvan a morder a una de mis hijas, o llevarlos a un planeta lejano (como en las historietas de Superman que los mandaban a la cuarta dimensión) donde vivan felices los años que Dios les de, matándose unos a otros y eliminándose entre ellos, según de sus deseos, pero sin volver a hacerle daño a una sociedad que si no tiene dinero para ayudar a los “pobres decentes”… mucho menos tendrá para mantener comiendo y cebando a una bola de asesinos que no merecen otra cosa que ser eliminados.
Si usted aún es partidario de perdonar a las alimañas, y buscar su regeneración, le recuerdo que el asesino de Tlalpan en el DF, degolló –hace tan sólo un par de meses- con un cuchillo filoso las gargantas de varias niñas de una casa honesta, mientras éstas, aterrorizadas pedían clemencia, luego mandó a una de ellas a que recogiera a su hermanita al colegio y cuando ésta llegó a su casa, luego de ver a sus padres en un charco de sangre, la degolló a ella también… ¿qué es lo que usted quiere?... ¿qué lo maten y este usted segura de que jamás volverá a degollar a otra niñita?... o prefiere que se lo manden a su casa para que usted lo cuide, lo mantenga y trate de “regenerarlo”… pero por favor no me diga que lo metan a una cárcel donde “otros se encarguen de cuidarlo para no herir sus sentimientos”, que otros lo mantengan y que otros lo cuiden y lo toleren. Es usted quien no quiere eliminarlos, así que… Usted cuídelos, yo no pago un sólo centavo por cuidar a un animal sediento de sangre.
¿Recuerda al niño Carlitos Muñoz?… pues era mi paciente y era mi amigo… y no le digo más por respeto a la herida de sus padres, y si ello queda impune (Léase: Sin castigo)… volverá a suceder algún día en nuestra Laguna… y usted sabe bien –le guste o no- que sólo hay una forma de evitarlo.
www.internetual.com.mx/llama