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Punto de Vista / Yo también? nací en el 53

Dr. Fernando Llama Alatorre

Yo también nací en el 53, y jamás le tuve miedo a vivir / Me subí de un salto en el primer tren, y hay que ver, en todo he sido aprendiz / No me pesa lo vivido, me mata la estupidez / de enterrar un fin de siglo distinto del que soñé.

Yo también nací en el 53, y crecí con el Yesterday / como tú, sintiendo la sangre arder, me abracé, sabiendo que iba a perder / Siempre encuentras algún listo que sabe lo que hay que hacer / que aprendió todo en los libros?¡que nunca saltó sin red!

Yo también nací en el 53, y soñé lo mismo que sueñas tú / Como tú, no quiero mirar atrás, sé muy bien? que puedo volverme sal. / Siempre tuve más amigos de los que pude contar, / sé que hay varios malheridos que esperan una señal.

La canción la escribió y la cantó Ana Belén hace tiempo, y hoy retomo su letra para hablarles acerca de todos aquéllos que tuvimos la suerte de nacer en aquel glorioso 1953.

La generación del 53, somos hoy día gente de provecho y de éxito, personas sencillas y tiernas -como diría Serrat- que hemos sufrido y gozado, luchado y caído, pero que jamás nos hemos dejado vencer por nada, ni por nadie, y que aún hoy día, seguimos luchando por nuestros sueños y nuestros ideales, viviendo este momento cumbre de nuestras vidas.

Han pasado 25 años desde que dejamos las aulas de la universidad, así que en lo tocante a experiencia tenemos acumulada la suficiente como sentirnos ?los muy muy?. Pero la magia de todo esto, es que estamos en la plenitud de nuestras vidas, y en la parte central de la ?campana de gaos? en lo tocante a salud, madurez, serenidad y claridad de pensamiento. Atrás han quedado los años impulsivos en que podíamos perderlo todo por un arranque de adrenalina, ahora somos más cerebrales y menos impulsivos, lo pensamos dos veces antes de atacar, y tres veces antes de ?saltar sin red?.

Los años nos han hecho cambiar el futbol por el golf, y la cacería a pie por las torres de espiadero, pero seguimos soñando subir las sierras más altas aunque ahora lo hagamos a paso más lento. Cuidamos la alimentación y trotamos por las mañanas, mas no con la idea de entrar a concursos de estética, sino con la firme idea de vivir más saludables y sobre todo? por más años.

Hemos pasado con éxito la etapa juvenil de ?tirarnos sin red? y arriesgarlo todo por un sueño, un negocio o un amor, supliéndolo ahora por la astucia de analizar las posibilidades. Y no es que nos hayamos vuelto cobardes -nada de eso- lo que pasa es que antes éramos solos y ahora caminan de nuestra mano una esposa y unos hijos que no pueden verse perjudicados por la toma errónea de una decisión precipitada.

La mitad de nuestros sueños han sido realizados, al lado de una esposa que nos quiere, y unos hijos que son el campo fértil que Dios nos dio, para sembrar en ellos nuestras ilusiones, inculcarles nuestras normas y proyectarles nuestra fuerza, para que el día de mañana quede alguien ?de nuestra sangre- que perpetúe nuestra mentalidad triunfadora.

No me pesa lo vivido? ¡que va! si otrora me he ufanado de mis éxitos, no por ello me arrepiento de mis fracasos, pues de ellos aprendí más que de los propios triunfos, y el haberlos cometido, me permitió rectificar el camino ?70 veces 7?, hasta encontrar finalmente el rumbo exacto por el que hoy navega mi barco? viento en popa.

Jamás me he sentido maestro de nada, pero me enorgullezco de ser ?aprendiz de todo?, de música, de poesía, de escritura, de trabajo? ¡de todo soy aprendiz! La generación del 53 está plagada de hombres que ejercen variados oficios, que a veces nada tienen que ver con la carrera que estudiamos. De hecho somos la prueba fehaciente que buscan los modernos pensadores para respaldar la idea de que las universidades deben de acrecentar el criterio y el razonamiento de los alumnos para que una vez abandonadas las aulas, estén capacitados para dedicarse indistintamente a más de diez oficios diferentes.

Huelga decir aquí, que la parte ?toral? de nuestra formación humanística, se la debemos sin lugar a dudas a los franceses (Instituto Francés de La Laguna), a los Lasallistas y los ?Pereyros?, a los Jesuitas, ya que sin ella, ni los unos ni los otros seríamos lo que hoy somos? ¡Dios bendiga a los Lasallistas y a los Jesuitas!

Pobres de aquéllos que creen que todo se aprende en los libros, pues si conocieran a mi vaquero, sabrían que la más pura filosofía se aprende observando el cielo, las estaciones del año, el canto de los pájaros y el trato con la gente. Los libros son de hecho la guía que nos enseña cómo ir almacenando y catalogando las experiencias, vivencias y errores que la vida misma nos da día con día.

Si usted nació en el 52 o antes, en el 54 o después, no dudo que tenga muchas historias acerca de su generación, de ser así? escríbalas, que como usted bien lo sabe, la historia la escriben? ¡los ganadores!

Por ahora? vayan mis ideas como un efusivo abrazo para todos los nacidos en 1953. Para todos esos ?jóvenes? que este año 2003 cumplimos 50 años. Para toda la raza de mi generación del Instituto Francés de La Laguna -que hoy me honran con su amistad. Para nuestros viejos enemigos, y hoy entrañables amigos de la Carlos Pereyra; gente igualmente valiosa que rivalizó con el ?Francés? en la conquista de metas, juegos, ideales y muchachas, y que hoy dirigen con éxito centenares de empresas y consultorios médicos, distinguiéndose de entre los demás por algo que los hace diferentes. Llámele usted como quiera: trabajadores y geniosos, emprendedores e impulsivos, inteligentes y luchones, explosivos y tenaces... pero todos ellos con una cosa en común, todos nacimos en el 53.

Corolario: Que maravilla? Bastaron 24 horas de publicado mi artículo pasado, y uno de mis lectores encontró a mi perra Leidy? ¡Gracias!... todo en casa ya esta tranquilo.

www.internetual.com.mx/llama

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