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Punto de Vista

Murió “Maurice Gibb”, y con el…

…una parte de mis recuerdos

Debería empezar este artículo por aquello de: ¡No sé por qué me condolí tanto el pasado lunes 12, cuando supe de la muerte de Maurice Gibb!, uno de los famosos “Gemelos Gibb” –el otro es Robin- (el flaco de los lentes redondos) que con su hermano Barry (el greñudo y barbón) conforman uno de los grupos vocales más famosos del mundo, sólo equiparables a los Beatles, o a los Rolling Stones; pero lo cierto es que sí sé el por qué me afectó su muere, y el hecho es comprensible: Porque los Bee Gees son una parte de mi pasado, y un ladrillo más en el muro de mis recuerdos. Y es por ello que mientras vivan los seres humanos que conforman mi pasado, podré seguir hablando de ellos como si éstos fueran algo tangible que se pudiera comprobar fácilmente.

Si usted sigue mis letras de cada domingo, recordará aquel artículo de “Los Aromas de mis Recuerdos”, en que hablaba de las lociones que antaño nos hicieron “galanes”, y que recientemente fue publicado por la revista Zona Dorada. En aquel artículo le comentaba que el día en que apareció Aramis en el mercado, el 90 por ciento de las chicas sufrían de colapsos nerviosos cuando un galán -de buen ver- bañado en Aramis se les acercaba en una fiesta y les decía con toda caballerosidad… ¿Quiéres bailar?... sin embargo, aquí hubo algo importante que nunca les comenté porque entonces considere que no venía al caso, y ello era, que el 50 por ciento de aquel “efecto mágico” se debía a las románticas canciones de los Bee Gees, y de ellas especialmente… “I Started a Joke”, (Yo Empecé la Broma), lo cierto es que si alguna muchacha se resistía a bailar “La broma” con un chico que traía Aramis, no había más que dos explicaciones posibles: O el tipo era un naco (“Chúntaro” les decíamos entonces), o era una chica sorda y que carecía de olfato… así de fácil.

El usar Aramis, componer versos –que tampoco de eso les había hablado, pero… aaah… ¡Cómo ayudaba ese “detallito” en los asuntos del amor!, el mandar flores y el tener modales de caballero eran armas excelentes en aquellos años 60´s y 70’s, (y debo suponer que aún ahora); sin embargo debo de decirle que había algo aún más efectivo, y ello era el saber tocar en la guitarra… “Yo Empecé la broma”… como diría mi venerable tía Adriana Alatorre… ¡No... No... No... Nando!... ahí si que hasta las más fresas, apretadas y medio monjas… caían redonditas.

Aún recuerdo el día en que Blanca, mi hermana, cumplía 16 años e invitó a unas de sus amigas del colegio La Paz a comer pastel en la casa, y a manera de variedad musical –de los pobres- nos juntamos Mario Pacheco, Carlos Díaz Flores y un servidor. Mario con un pequeño órgano de aire -casi de juguete- de sólo tres octavas, era el encargado de llevar los teclados. Carlos que con un viejo pandero conseguido no sé dónde, llevaba las percusiones (Léase: ruidos) y yo con una guitarra eléctrica –prestada- llevaría ese día la voz cantante, el caso fue que tercermundistas y todo, de pronto ahí estábamos rodeados por 15 hermosas chicas preparatorianas –igual que nosotros-, mismas que al estilo de aquellos años… nos veían con cierta pena.

Como la ocasión se pintaba especial para el “ligue” , no había otra que rifarse el físico, y por ello iniciamos nuestro largo recital de cuatro canciones (no nos sabíamos más) obviamente que con…¡Yo Empecé la Broma!

Al instante el ambiente –que no se llenó de música- sí que se llenó de suspiros... mmm… snifff… aaah… y créamelo o no, a la mitad de las muñecas se les pusieron los ojos de “cordero a medio morir”, y no porque fuéramos muy galanes, sino porque… ¡Sabíamos cantar “La broma”!… años más tarde la misma fórmula nos seguía funcionando en la Universidad, pero ahora con “A Whiter Shade of Pale” (Una Pálida Sombra). Hoy día seguimos logrando ese mismo efecto mágico, pero sólo dándoles a nuestras bellas esposas 2,000 dólares en el Star-Mall de San Antonio, Texas (¡Cómo cambian los años!)... pues bien… volviendo al pasado, al final de cuentas la velada fue un éxito rotundo, al grado de que -a petición de las chicas- hubimos de repetir dos veces nuestro amplio repertorio musical –cuatro canciones-. Quien dude de mi memoria puede preguntárselo a mi amiga Tere Cuerda, que si mal no recuerdo, era una de las 15 chicas, y que a sus 16 años era de las muchachas más guapas de entonces y no dudo que siga siendo de las más guapas de ahora.

Desde siempre asocie el “Bee” de Bee Gees con abejas; y nunca me imaginé que era por las dos primeras letras de “Brother Gibb” (B.G) que en inglés se dicen (Bee Gee).

Lamentable es para todos los admiradores de los Bee Gees que Maurice haya muerto, y aunque “Mo” nunca fue la voz principal de los Bee Gees, fue la tercera voz de fondo que junto con las voces de sus hermanos, creaban ese sonido mágico tan difícil de imitar. De última hora Barry afirmó que la muerte de “Mo” no desbaratará a los Bee Gees… y que seguirán cantando.

La gran capacidad que tuvieron el trío Bee Gees para componer hermosas melodías a lo largo de sus más de 35 años de carrera, han hecho que sean comparados con la famosa dupla de compositores Lennon –McCartney. Los Bee Gees vendieron más de 110 millones de discos a lo largo y ancho del planeta, y son el único grupo de la historia que ha logrado colocar una canción en el primer lugar de las listas de popularidad… ¡Pero en cuatro décadas distintas!..., en los años 60´s, 70´s, 80´s y 90´s, y ello nos habla de su longevidad musical y de su inagotable inspiración…. para hacernos suspirar.

Descanse en paz… Maurice “Mo” Gibb.

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