En el año 32-32…si vive el hombre aún
Recuerdo que hace años, veía un episodio de la serie “Viaje a las Estrellas”, donde el capitán Kirk y el señor Spoke –el de las orejas picudas- llegaron a entrevistarse con la máxima autoridad de una galaxia, el ser supremo que lo controlaba todo, dirigía las naves, organizaba a los planetas, diseñaba las leyes, y daba los castigos .¡Y cuál no fue mi sorpresa!, que al presentarse frente a él, el ser supremo no era otra cosa que un cerebro metido dentro de un capelo de cristal…¡Si!... sólo un gelatinoso y gris… “cerebro”.
Hábrase visto mayor prisión -me dije-, por más que éste pudiera comunicarse con todo el mundo, dar órdenes, crear maravillas y ver los más hermosos paisajes, pues de hecho nuestros ojos sólo son sofisticadas “aberturas” hacia el mundo exterior, pero las imágenes y todo su color… ¡las vemos con el cerebro!
Hace tan sólo unas semanas, estando mi familia fuera de la ciudad, me quedé solo en casa. Me levanté a las 6:30 A.M. -como siempre- y en absoluto silencio prendí la computadora y me seguí a poner el café. Luego leí el periódico –y cuando digo “leí” es que me eché hasta los anuncios de ocasión- para luego sentarme en la computadora a escribir. Y ahí me dieron las doce del medio día. Para entonces ya había escrito dos artículos y contestado 20 mails, luego de lo cual, camine un metro y me senté en mi reposet y tomando el control de la tele, me zampé una película .
A las dos de la tarde, me preparé un sándwich y me dormí una siesta de dos horas, luego de la cual me senté nuevamente en la computadora a platicar –en silencio- vía Internet con algunos amigos, posteriormente me pasé al reposet, y tomando el control de la televisión me despaché tres horas del Discovery Channel, a través del cual pude recorrer una buena parte del mundo observando bellos paisajes y enterándome de las variadas costumbres de tribus que ni sabía que existieran.
La noche llegó y me preparé otro sándwich y me senté a ver las noticias , luego de lo cual me fui a dormir. El siguiente día se desarrolló por el mismo tenor. Como ven tuve un fin de semana “ajetreadísimo” y sin pronunciar una sola palabra.
¿Qué si me la pasé mal?... ¡qué va!... ¡me la pasé muy bien!, escribí y trasmití mis ideas a muchos amigos, vi hermosas películas, platiqué vía Internet con mucha gente, escribí varios artículos y recorrí el mundo a través del Discovery Channel, y fue ahí que recordé aquel “cerebro” que todo lo controlaba, y me dije: ¿Cuántos años nos faltarán para llegar a ese extremo? De hecho ya existe un programa que escribe textos de Word con sólo escuchar la voz, y sin mover un sólo dedo, usted puede estar escribiendo y trasmitiendo sus ideas… al resto del mundo.
Y pasarán los años… y las computadoras dejarán de estar metidas dentro de una caja, para pasar a ser una serie de censores y circuitos distribuidos por toda su casa, mismos que se mantendrán encendidos las 24 horas, evitarán los virus y hasta se repararán solos.
Para entonces apenas abrir los ojos por la mañana su computadora -que de seguro tendrá “nombre”-, le dirá: ¡Buen día don Fernando!... el día amaneció soleado y con 32 grados de temperatura… ¿desearía algo para almorzar?... Y luego de darle los buenos días a Lucy -así se llamará- usted le pedirá amablemente su desayuno, y fíjese bien que no digo “ordenará” porque para entonces las computadoras tendrán “sentimientos’’, y si le habla “golpeado” podría dejarlo sin agua y luz por 24 horas... (¿las sirvientas?... ¡padre santo!... esas se extinguieron allá por el año 2005).
Mientras usted desayuna, “Lucy” le estará proyectando en el aire –en una pantalla de plasma- las imágenes de los hechos más relevantes que hayan ocurrido en las últimas 24 horas.
Y pasarán más años… y las máquinas serán aún más perfectas, y Bill Gates III, bisnieto del actual Bill Gates, habrá sacado su versión Windows 234, y las nuevas computadoras caseras podrán responder directamente a sus “estímulos cerebrales”, por lo que no habrá necesidad de perder el tiempo “hablándoles”, bastará que usted piense lo que desea y su máquina lo hará en una millonésima de segundo.
Cuando esto sea una realidad, nuestros músculos -al no usarlos-, empezarán a atrofiarse. Y quizá para entonces nuestros pies ya nos resulten inútiles para desplazarnos, pues por todos lados habrá escaleras eléctricas y bandas transportadoras. Y partiendo de la teoría de que la función hace al órgano y “órgano que no se usa se atrofia’’, un buen día simple y sencillamente…. ¡Naceremos sin pies!
Y como decía aquella vieja canción: En el año 32-32 si vive el hombre aún, “si logra subsistir”, él verá que a través de los siglos fueron “desapareciendo” de su viejo cuerpo humano los miembros “obsoletos” que no se usaban, prevaleciendo lo único que seguimos usando a través de los siglos: Un perfecto y sofisticado…¡ cerebro!... con el cual podremos controlar a otras “especies menores” –que para entonces la evolución habrá creado- y quizá hasta controlemos a habitantes de otros planetas que estén aún en vías de evolución –como nosotros ahora -, claro que para evitar que se nos dañe nuestro delicado y valioso cerebro, quizá debamos protegerlo bajo un transparente y sólido… “capelo de cristal”.
Corolario:
Camine, muévase, haga ejercicio, coma menos, no vea tanta televisión, limite el uso de su computadora, deje el coche en casa y use su bicicleta, haga usted mismo los trabajos manuales de su casa, y evite que mis locas ideas futuristas se transformen algún día en una tangible realidad. A cambio… Le juro que ya no vuelvo a fumar de esa cosa que me regaló “El pitillo”.
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