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Punto de Vista

Dr. Fernando Llama Alatorre

La gran desventaja de vivir en una ciudad llena de universidades… y de jóvenes “desempleados”

Hace algunos años, el mayor de mis hijos me preguntaba: “Papá, ¿qué carrera me recomendarías para estudiar?, y pese a ser una pregunta tan sencilla, ésta causó en mi cerebro una total confusión.

Bueno hijo, yo creo que podrías estudiar... mmm... ¡no! Mejor sería... mmm… ¡no, esa menos!... bueno la que sí es muy buena es... mmm... ¡No, esa tampoco!, es muy bonita, pero está totalmente saturada. Válgame Dios, en qué enredo me metiste... ¿Qué carrera será buena para que la estudies?

Si le digo medicina... poco falta para que haya un médico por cada habitante de la ciudad. Si le digo dentista, hay un consultorio dental casi en cada esquina de Torreón, así que viéndolo bien, sería mejor canalizarlo por licenciado... de los que sólo hay... mmm... “miles”, bueno, los ingenieros no cantan mal las rancheras... ¡ Sí!, pero sólo uno de cada diez consigue trabajo. En resumidas cuentas, resulta de que al final habemos tantos profesionistas y de tantas carreras que La Laguna está hoy... “totalmente saturada”.

Ciudades como Torreón tienen, por un lado, la ventaja de tener casi todas las carreras que se deseen estudiar; sin embargo, tienen también el inconveniente de que año con año son tantos los profesionistas que egresan de las escuelas y facultades, que no hay empleos suficientes dónde se puedan colocar, y si para muestra… un botón:

Tengo un amiga egresada del Tecnológico de Monterrey, de la carrera de Licenciatura en Comercio Internacional, que aún hablando dos idiomas y recibiendo mención honorífica por su carrera, a duras penas y luego de meses, consiguió trabajo en un banco, desempeñándose en trabajos para los que obviamente no había estudiado.

Regiones como La Laguna son un criadero de profesionistas -y buenos- pero desgraciadamente el crecimiento industrial y comercial no va acorde a la cantidad de profesionistas egresados.

Por ejemplo: La Escuela de Odontología de Torreón, desde hace más de 25 años entra en “trabajo de parto”, allá por junio o julio y “para parir’’, cada año entre 60 u 80 dentistas “nuevecitos” que vienen a engrosar las filas de los ya existentes y es la misma competencia, por no decir la necesidad económica, la que hace que los nuevos dentistas cobren una miseria por sus primeros trabajos, haciéndole una competencia desleal a ese veterano dentista que sabedor de la calidad y el valor de su trabajo, cobra lo que en justicia se merece.

Pero Torreón no sólo esta lleno de dentistas, también esta repleto de médicos, cuya escuela de Medicina lleva los mismos años... “dando a luz” por las mismas fechas 80 médicos por año, que salen a hacer la competencia a otros miles que ya están... “en la jugada”.

Cierto es que la industria en Torreón esta creciendo, pero definitivamente no al grado de poder dar entrada, cada año, a la gran cantidad de profesionistas -y buenos- que producen las universidades de Torreón.

Un ejemplo que valdría la pena mencionar: En los Estados Unidos, si usted quiere sembrar algún cultivo, primero tienen que pedir autorización al Gobierno, pues si en ese momento ya se han sembrado muchas hectáreas del cultivo que usted pretende sembrar, ¡no lo dejarán sembrarlo!, evitando con esto que el precio de ese producto se caiga al haber excedentes de producción; pero si lo orientaran a un cultivo que pocos hayan sembrado y así usted será de los millonarios elegidos a la hora de vender.

De igual forma creo que las universidades, aquí en La Laguna, deberían “regular” -aunque en la actualidad ya fuera a “destiempo”-, la entrada de alumnos a carreras, cuyo mercado esta totalmente “saturado” y que llevaran al muchacho a quemarse las pestañas estudiando cinco o seis años, algo para lo que... ¡jamás van a ejercer!

Hace tres años, uno de mis hijos entró a estudiar el Tecnológico de Monterrey, la carrera de Ingeniero Industrial, misma que en lo personal me parece fenomenal. Aún recuerdo con qué gusto nos anunciaron sus maestros que ese año habían entrado a la carrera 120 muchachos. Los ocho días siguientes fueron para mí de gran preocupación, pensando si en el año en que se graduara mi hijo habrían 120 industrias nuevas en Torreón.

A los ocho días pregunté a mi hijo… ¿Qué otra ingeniería hay en el Tec?... y me dijo, Ingeniero Mecánico Administrador... mmm… ¿Y cuántos hay inscritos en IMA?, como 15... Imaginará usted que los siguientes días los dediqué a verter sobre mi hijo toda mi labia y consejos; finalmente terminó inscrito en IMA, donde se bien que al salir, las posibilidades de trabajo serán de 15 a uno, y no de 120 a uno.

Una última idea: Demos a nuestras hijas las misma oportunidades de estudio que damos a nuestros hijos, pues nadie sabe si el día de mañana -con ese índice de divorcios del 60 por cuiento- sea tu hija, y no tu yerno, quien sacará adelante a tus nietos.

Según yo, este artículo ya estaba terminado y cerrado… pero… prendo la televisión y lo primero que veo es un adolescente de secundaria diciendo: ¿Qué va a pasar con nosotros que estamos apenas en secundaria, si ahorita no hay trabajo para los que están saliendo de las carreras? ¿Qué México nos espera a nosotros que saldremos dentro de diez años?… ¡Cierto!... ¿Qué va a pasar con los chavitos que ahorita están en secundaria y que en diez años serán profesionistas? ¿Habrá para entonces suficientes empresas nuevas que den trabajo a estos profesionistas del futuro?... sinceramente, y si no hay cambios y ajustes a corto plazo… “dudo que tengan la menor oportunidad”.

www.internetual.com.mx/llama

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