Afirma un viejo proverbio repetido por los políticos que en la política no existen amigos ni enemigos para siempre. Arte pragmático, la política consiente o prohíja lo que mejor conviene al interés de los grupos que detentan el poder público.
Un buen día los hombres públicos declaran su afiliación a una ideología, a un partido o a un programa social o económico y se integran en un bloque supuestamente inamovible; pero luego sus aspiraciones políticas personales entran en conflicto y los que fueron amigos se tornan enemigos irreconciliables. Después vendrán las de al revés, si es que la enemistad estorba al provecho: los agravios se olvidan fácilmente y los otrora rijosos recuden en reconciliación, aunque la confianza devenga endeble como barcaza en el ojo de un huracán.
Dos reporteros de La Jornada Enrique Méndez y Juan Manuel Venegas presentaron ayer un paradigma negativo en la fragilidad de los odios y los amores públicos. Hace poco más de una decena de años era Presidente de la República Carlos Salinas de Gortari y en Guanajuato peleaba la gubernatura el ex alcalde de León, Vicente Fox Quesada, postulado por el PAN. El PRI apoyaba al ex-regente del D.F., Ramón Aguirre, vecino alteatorio de Guanajuato. Las reglas electorales no eran claras, como ahora y los sucesos post electorales se convirtieron en un merequetengue resuelto, desde Los Pinos, mediante una concertacesión: ni Fox, ni Aguirre, el cual creo recordar ya tenía un pie en el palacio de gobierno de aquel Estado.
Qué no dijo Fox de Salinas y qué no dijeron los voceros mediáticos de éste contra Fox. Aquel odio parecía que iba a trascender por generaciones y pondría en riesgo la solidaridad priista con el presidente salido de sus filas. Pero el PRI y sus dirigentes pusieron ojos ciegos y oídos sordos a los sucesos, bajaron la testuz y facilitaron la estocada presidencial en el morrillo del partido, que devino inocua pues topó en una estructura ósea de casi 70 años.
Luego vendrían los desgraciados sucesos de 1994 envueltos en sangre; la incómoda coyuntura política para Salinas de Gortari de solamente tener un candidato presidencial viable ante la emergencia provocada por el asesinato de Colosio; el posterior homicidio de su ex cuñado, Francisco Ruiz Massieu; la inculpación, en tiempos zedillistas, de Raúl Salinas en el crimen y, finalmente, lo codiciado por la tecnocracia neoliberal: el deterioro del PRI en pos de su aniquilación política, la cual se quiso alcanzar con la estratégica derrota electoral del año 2000.
Ahora, sin embargo, se reporta un maquinado cochupo de intereses entre el presidente Fox y el presidente Salinas, en virtud del cual éste obtendría un numeroso paquete de futuras diputaciones plurinominales para sus corifeos, a cambio de influir en la 59 Legislatura, en trance de integración, para que apruebe la reforma energética y los cambios fiscales que están en lista de espera desde hace dos años y medio.
Cabilderos y potencialmente beneficiarios en este “conveniente” arreglo habrían sido el ex de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda Gutman y la inefable maestra Elba Esther Gordillo, a quien sus enemigos creyeron difunta y ahora está más viva que una quinceañera. Varias cenas comenzando con la de Bruselas entre CSG y el ex canciller hubieron de ingerir los protagonistas de esta avenencia, a la cual no sería ajeno don Diego Fernández de Cevallos y su convincente dialéctica. Finalmente, escriben los reporteros, el acuerdo se significó en uno de los muchos brindis hechos durante la celebración de la boda de Cecilia, la hija del ex presidente Salinas.
¿Cuales serían las consecuencias de este aparente concordato? Sin duda alguna, podríamos contemplar, atónitos y demudados, el refuerzo de los brujos del liberalismo social, la consolidación del grupo político-empresarial del salinismo y la modelación de un candidato presidencial para el 2006 que sea “totalmente Casa Blanca” y garantice los intereses económicos trasnacionales de los ocho países desarrollados del orbe, ahora todavía en veremos. Adicionalmente, don Carlos podría cumplir su sueño dorado: dirigir la Organización Mundial de Comercio; es decir, el mundo. Las elecciones del domingo próximo podrían poner un alto a la embestida salinista suscitada en los dentros del PRI, pero los mexicanos saltaríamos de la cacerola al brasero: triunfaría el PAN y se fortalecería el proyecto maquiavélico de don Carlos. Lástima que el PRD carezca de la consistencia necesaria para un sorpresivo triunfo electoral nacional.
Cuanta razón tuvo quien primero dijo: “En la política no hay amigos ni enemigos para siempre” Los que siempre subsisten son los intereses...