¿Qué hemos dejado de hacer los mexicanos que nos impide encontrarnos con el destino que queremos?, ¿qué podemos hacer para lograr un futuro mejor?, ¿cómo podemos colaborar en nuestros campos de acción, independientemente de nuestra ideología, guiados por el único propósito de lograr un México mejor? Sin tener que empezar de cero para iniciar la búsqueda de los caminos que nos puedan llevar a lograr este propósito, podemos adoptar una idea muy sencilla que desarrolló el Ingeniero Octavio Mavila, importante empresario peruano que, preocupado por su país, en lugar de buscar estrategias sofisticadas y costosas, comprendió que las verdaderas soluciones están sustentadas en el sentido común tal y como lo han hecho cientos de empresas en nuestro país y que desafortunadamente sus esfuerzos y resultados no tienen la difusión debida para que la gente sepa que aspirar a un país armónicamente desarrollado y con ciudadanos autocontrolados no es un sueño que no puede ser real. Es irreal a nivel nacional por el momento, pero que se puede lograr si trabajamos juntos en ese sentido (y cada vez hay más gente involucrada en este magno esfuerzo).
No podemos ni debemos observar lo que no nos gusta y permanecer resignados y de brazos cruzados solamente criticando como si no tuviéramos la capacidad de actuar. Debemos hacer lo que hemos dejado de hacer. La idea de Don Octavio es muy sencilla, está basada en el hecho de que la diferencia entre los países en los que existe alta calidad de vida y en los que no, mas que en los años de existencia, sus riquezas o el coeficiente intelectual de su gente, dicha diferencia reside en el comportamiento de sus ciudadanos y que en una sociedad en la que todos se comportan de acuerdo a ciertos valores, la calidad de vida será alta ya que actuarán de una manera aceptada por todos.
El Ingeniero Mavila desarrolló lo que él llama ?El Decálogo del Desarrollo? el cual consiste en la selección y difusión de diez valores importantes que están siendo adoptados como forma de vida de los peruanos y están cambiando al país radicalmente. Reconozco que la primera impresión que produce el ?Decálogo del Desarrollo? es de que resulta demasiado simplista pensar en un cambio de comportamiento social tan solo practicando diez valores conocidos por todos. Sin embargo, recordando mis estudios y vivencias en Japón y los ejemplos de éxito presentes en muchas empresas mexicanas, al relacionarlos con las ideas del Ingeniero Mavila, me doy cuenta que lejos de ser una estrategia simple, representa realmente una verdadera solución de raíz a los problemas que vivimos, pues lograr que toda la sociedad mexicana comience a comportarse responsablemente practicando los valores nos colocaría en la plataforma adecuada para solucionar nuestros problemas.
El gran reto que enfrentamos es definir como nación los valores que queremos enseñar y difundir para convertirlos en el eje único que aporte los elementos para el autocontrol sin necesidad de controles externos los cuales están muy relacionados con el autoritarismo y la pérdida de la libertad. Sin dejar de reconocer que la principal vía para infundir valores en el individuo lo es la familia y particularmente los padres, no podemos ignorar que todos tenemos una responsabilidad social en este mismo campo; pero lo más importante lo representa el hecho de que a través de la difusión de los valores, podemos lograr la práctica de los mismos por todas las personas independientemente de su edad.
Estimado empresario, si usted fomenta y enseña valores en su organización y además pone el ejemplo y usted mismo los practica, tarde o temprano, movidos todos por ese ejemplo, con toda seguridad mejorarán sus resultados porque es indiscutible que los mexicanos tenemos un enorme talento y un gran potencial los cuales han dejado de estar aletargados después de setenta años de paternalismo desmedido y paradigmas erróneos que siempre dimos por ciertos sin siquiera cuestionarlos.
Estimado director de escuela o universidad, estimado maestro, de nada servirá una excelente educación técnica o científica si sus egresados, al ejercer su profesión, ignoran la manera correcta de comportarse para asegurar su éxito de manera integral. Nada justifica el que en las escuelas y universidades no se difundan y practiquen los valores esenciales para la convivencia pacífica, se debe exigir a los estudiantes y sobre todo a los maestros el buen comportamiento y la práctica de los valores tanto en las aulas, como fuera de ellas. Da profunda tristeza ver el lamentable espectáculo de los maestros que protestan pisoteando los derechos de los demás y que abandonando la esencia de su profesión, dejan sin clases a los alumnos con el más mínimo pretexto aunque la razón de su protesta les asista sin que eso los justifique. Además de los conocimientos propios de cada carrera, se debe preparar a los estudiantes para superar los retos que enfrentarán y para actuar en el mundo del trabajo dignificándose y dignificando a México..
Estimado estudiante, la vida nunca ha sido fácil y menos ahora. De nada te valdrá mañana, decir que eres el fruto de tu pasado haciendo alusión a los errores cometidos por tus antecesores, no es cierto que los jóvenes mexicanos son el futuro de México, ¡son el presente!, la vida no se da hecha y aunque el pasado influye, éste, no nos determina. Toma tu responsabilidad, prepara el terreno en el que te vas a desarrollar más adelante. Es tu vida y tu futuro los que están en juego, no le hagas caso a aquellos que no están de acuerdo en la necesidad del cambio, a final de cuentas, ellos serán rebasados por éste. Si eres emprendedor, no dudes en desplegar tus alas una vez que estés seguro de tus objetivos, tu puedes si crees que puedes; sin embargo, no te sientas menos si tu vocación te mueve más a ser empleado de alguna empresa de otros, también en estas actividades puedes encontrar el desarrollo, la realización plena y el éxito.
Estimado comunicador, trabaja por la difusión de los valores y predica con el ejemplo sacando de los medios de comunicación la porquería que representa la información amarillista y las noticias sensacionalistas. No solucionamos nada con solamente señalar y magnificar lo malo, se debe también, dar importancia a todo aquello que todos los días, millones de mexicanos hacen por el bien de México. Difundan los hechos que demuestran que si podemos mejorar, desarrollemos la nueva comunicación mexicana del nuevo milenio para la mejor convivencia y crecimiento de todos los mexicanos. ¡Tu también apuéstale a México!.
Estimado líder sindical, los tiempos actuales de cambio ya no aceptan más a quienes se cobijan y mantienen en los puestos sindicales para disfrutar las cuotas de los trabajadores, con aparentes elecciones que para lo único que sirven es para confirmarlos en esas posiciones de poder con un corporativismo en el que lo que menos importa es el bienestar y desarrollo de los trabajadores. Los líderes deben tener la doble visión de buscar el bienestar de sus agremiados y la de apoyar al aseguramiento del éxito de las empresas por las cuales existen. Debemos ayudar a México a terminar de zafarse de los falsos líderes que por tantos años tanto daño le han hecho no solamente a los trabajadores sino a todo el país. Nuestro trabajo también reflejará mejoría con la aplicación de los valores por parte de todos los que trabajamos.
Estimado político, la imagen negativa que la gran mayoría de los mexicanos tienen de los políticos, ustedes mismos se han encargado de ganársela a pulso y, por lo que se ha visto hasta ahora, se la siguen ganando, ¡primer lugar absoluto!. Da pena ajena ver a los políticos que dan tan malos ejemplos de comportamiento a todos los ciudadanos. De seguir así las cosas, tengan la plena seguridad de que la sociedad tarde o temprano les pasará la factura correspondiente. Demuestren su amor a México uniéndose a esta cruzada por los valores, no vivan de la patria sino para ella, hoy también se hace necesario establecer una nueva forma de hacer política anteponiendo siempre el interés y beneficio de la nación.
Estimado lector, la solución a todos los problemas está en nuestras manos, al alcance de todos, le ruego que se una a este ambicioso proyecto de convertirnos en mejores mexicanos a través del autocontrol, a través de volver a los valores básicos, mismos que tuvieron nuestros padres y abuelos y que son los cimientos de la convivencia respetuosa y pacífica. ¡Viva México!
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