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¿Qué pasaría?

Cecilia Lavalle

¿Qué pasaría si nacer hombre no significara de suyo una ventaja? ¿Qué pasaría si nacer mujer no implicara de suyo una desventaja? ¿Qué pasaría si los hombres no fueran educados para pensar que por naturaleza son superiores a las mujeres? ¿Qué pasaría si las mujeres no fueran educadas para pensar que por naturaleza deben estar subordinadas a los hombres? ¿Qué pasaría si los varones no fueran educados para demostrar su hombría a través de la violencia? ¿Qué pasaría si las mujeres no fueran educadas para demostrar su feminidad sometiéndose a los varones? ¿Qué pasaría si los hombres jamás pensaran que las mujeres fueron creadas para su servicio? ¿Qué pasaría si las mujeres jamás pensaran que fueron creadas en primer lugar para el servicio de otros, llámese padre, madre, esposo, hijos o hijas? ¿Qué pasaría si los hombres no creyeran que las mujeres son de su propiedad? ¿Qué pasaría si las mujeres pudieran ser realmente propietarias de sí mismas, empezando por su cuerpo? ¿Qué pasaría si los hombres no gozaran de privilegios sólo por ser hombres? ¿Qué pasaría si mujeres y hombres gozáramos de iguales privilegios? ¿Qué pasaría si los hombres tuvieran las mismas obligaciones que las mujeres al interior de un hogar? ¿Qué pasaría si las mujeres dentro y fuera del hogar gozaran realmente de los mismos derechos que un hombre? ¿Qué pasaría si el 100 por ciento de los delitos contra las mujeres se denunciaran? ¿Qué pasaría si ese 100 por ciento fuera oportuna, eficaz y legalmente atendido? ¿Qué pasaría si la aplicación de la ley y/o las leyes mismas no estuvieran contaminadas con prejuicios de género? ¿Qué pasaría si la violencia contra las mujeres se considerara un delito grave? ¿Qué pasaría si prevenir, investigar, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres fuera lo más importante para un país? ¿Qué pasaría?

Se me ocurre que de entrada el machismo sería historia y el feminismo anécdota. Imagino también que, desde luego: No habría casi 400 mujeres asesinadas en Ciudad Juárez; No hablaríamos de las y los huérfanos de Juárez; No haríamos de la oración “Ni una más” una consigna de lucha; No dirían las autoridades que se trata de crímenes pasionales como si la “pasión” justificara el delito; No tendrían que nacer en todo el mundo organizaciones civiles para exigir justicia, equidad, derechos para las mujeres; No acudirían anualmente en México un millón de mujeres a los servicios de Urgencias debido a las lesiones causadas por violencia en sus hogares; No hablaríamos de que una de cada cinco mujeres en México es agredida y una de cada tres lo ha sido alguna vez en su vida; No habría más muertas por la violencia de género en España que las causadas por el terrorismo; No habría en Alemania un millón de mujeres en refugios; No se hablaría de feminicidios en América o Asia; No sería necesario cada año contar a las asesinadas, contar a las violadas, contar a las golpeadas, contar a las agredidas para ver si el número conmueve, para esperar que la estadística sacuda la indolencia, para juntar las lágrimas y la rabia y la impotencia y ver si ayuda a mover el mundo en otra dirección; No tendrían que organizarse las mujeres para crear refugios donde otras mujeres con sus hijos e hijas puedan esconderse, no pocas veces salvar así su vida y recomenzar sin tener que asumir que dormir con el enemigo es destino; No tendría razón de ser la creación de una Red Nacional de Refugios para Mujeres Maltratadas conformado por los 14 refugios fundados y administrados por mujeres heroicas en nuestro país; No se estaría trabajando para construir un refugio en cada estado de México; No tendrían razón de existencia cuatro mil refugios en Estados Unidos; No tendrían que realizarse convenios entre refugios con el fin de proteger a las mujeres cuando el país de origen es poco para esconderlas y salvarles la vida; No tendrían las mujeres que defenderse del agresor, de las autoridades, de los medios de comunicación y de una sociedad que con frecuencia o las ignora o las culpa; No diría la ONU que el lugar más peligroso para las mujeres es su hogar; No sería tampoco inseguro casi cualquier lugar público; No sería el miedo el principal compañero de millones de mujeres dentro y fuera de su casa; No se exigirían leyes que tipifiquen la violencia familiar contra las mujeres como un delito; No se estaría exigiendo ahora que fuera más castigado un violador que aquél que se robó una vaca; No sería necesario establecer un Día Internacional por la No Violencia Contra las Mujeres; No sería imperioso, una vez más, convocar en todo el mundo a 16 Días de activismo por la eliminación de la violencia de género; y No estarían en este minuto muchas mujeres siendo golpeadas, violadas o asesinadas.

Necesitamos imaginar otro mundo posible, porque éste se está volviendo imposible.

Apreciaría sus comentarios: cecilialavalle@hotmail.com

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