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Quería Zedillo involucrar a Monreal en el narco

25 noviembre 2003

MEXICO, D.F., (SUN-AEE).- El autor y uno de sus personajes se toparon frente a frente en un hotel de la ciudad de México: -­¡Cuéntales Jeffrey, cuéntales lo que me dijiste a mí! ­¡Qué fue Jorge Madrazo, por órdenes de Zedillo, él que le pidió a Janet Reno que me involucraran con el narcotráfico!

Ricardo Monreal, uno de los personajes del libro "El oso y el puercoespín", tomaba del brazo al autor del texto, al ex embajador de Estados Unidos en México, Jeffrey Davidow, y con una sonrisa le pedía al diplomático que contará a un diario capitalino "todo lo que me dijiste a mí".

Y le repetía: "¡Diles cómo Zedillo me quiso involucrar con el narcotráfico para que no fuera gobernador de Zacatecas... ­Cuéntaselos, Jeffrey!" El encuentro fue casual y ambos estaban de buen humor.

Davidow escuchaba al gobernador de Zacatecas y en ningún momento lo desmentía. Su ánimo estaba más preocupado por saber si a Monreal le habría molestado que contara en su libro ese pasaje de la política mexicana que le tocó vivir cuando fue embajador en México.

-Bueno, ¿Pero estuvo bien que se contara, no? Eso sirvió para que se supieran las cosas, ¿no? Estuvo bien, ¿o no, Ricardo? ¿Seguimos siendo amigos, verdad?-, dijo entonces Davidow extendiendo los brazos con satisfacción.

-Sí, sí, claro, pero cuéntales toda la historia-, remataría Monreal en el breve pero elocuente encuentro entre el autor de "El oso y el puercoespín" y uno de sus personajes, Ricardo Monreal Avila, gobernador de Zacatecas.

Minutos después vendría la entrevista acordada entre el diplomático y el diario. Y ahí Davidow sería cauto y no abriría más.

Si acaso, un juicio sobre el gobierno de Vicente Fox: "Yo creo que hay gente decepcionada por la falta de cambio"; rechazaría que hubiera sido un embajador de "patio trasero"; y negaría que el gobierno de Estados Unidos haya ejercido presión alguna para contribuir a que el PRI saliera de Los Pinos en el año 2000.

Pero nunca, en ningún momento, desmentiría el contenido de la plática con Ricardo Monreal. Ni la que sostuvieron en Zacatecas cuando uno ya era gobernador de esa entidad y el otro representante de Estados Unidos en México.

Usted habla en su libro del tema del narcotráfico en las elecciones del 2000. Menciona casos como el de Monreal, Labastida o los hermanos de Fox.

-El propósito mío de escribir casos como el de Monreal, los hermanos Fox o Labastida es que en México uno de los juegos más sucios que juegan los políticos es manchar a sus oponentes pasando información a Estados Unidos que ellos mismos no están dispuestos a decir públicamente. Eso me parecía muy injusto. Yo mantuve una línea muy firme para que eso no ocurriera y con la ayuda de la procuradora Janet Reno actuamos de manera muy firme.

-En su libro usted hace algunos apuntes sobre esto, pero apenas los esboza y no va más allá, no da nombres de los personajes a que hace referencia. Por ejemplo, ¿Cómo supo que se quería vincular a Ricardo Monreal con el narcotráfico?

-En el caso de Monreal llegó la información a través de una agencia del gobierno de México y había la sospecha en Washington que personas ligadas al PRI estaban intentando manchar a Monreal por haberse salido del PRI para ser candidato del PRD. Y hubo gente del gobierno de México que quería que el estadounidense abriera una investigación antes de las elecciones. Mi punto de vista fue pedir más datos del gobierno de México, pero nunca nos dieron más datos. También hubo intentos para manchar a Labastida y a la familia Fox.

-¿También de parte del gobierno mexicano?

-En estos casos no sé. Pero obviamente había un motivo político.

- Sobre el caso de Monreal, el ex secretario particular de Zedillo, Liébano Sáenz, dice que usted miente, que es absolutamente falso que se le hubiera pedido involucrar a Monreal con el narcotráfico. Liébano dice que usted miente.

-Yo no voy a pelear con el señor Sáenz, pero lo que puedo confirmar es que en el caso de Monreal es así como lo he escrito.

Monreal ha dicho que fue la PGR la que lo pidió, que fue el entonces procurador Jorge Madrazo Cuéllar y que usted le dio esa información.

-No voy a hablar de eso. Lo importante es que hay que manejar con cuidado todos estos asuntos del narcotráfico porque son muy sensibles. Eso es trabajo de la prensa.

-¿Pero usted pudo registrar que hubo juego sucio en la campaña mexicana?

-Sí, y es que la política mexicana no es un juego de cartas, es un juego de contacto.

-¿Veían a Fox como eventual ganador?

-No lo sabíamos. Lo que sabíamos es que si ganaba Fox lo iba a hacer por un elevado porcentaje y si ganaba Labastida sería por un porcentaje bajo. Lo que vimos es que al PRI le falló el llamado voto verde, del campo.

-¿Le convenía a Estados Unidos que algún partido en especial ganara en las elecciones de México en el 2000?

-No, nadie en especial.

-Y sin embargo, aquí en México hay sectores o analistas que piensan que hubo empresas o sectores estadounidenses que apoyaron a Fox a cambio de las reformas que ahora se están promoviendo, la energética, por ejemplo.

-No, eso es absurdo, eso es absurdo. Esa es una manera de evitar las responsabilidades de cambiar o no cambiar. Es mucho más fácil echarle la culpa a intereses mezquinos en vez de hablar de lo que necesita México. No vale la pena decir que hay intereses estadounidenses.

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