16 de diciembre de 2003
Barcelona, (EFE).- El defensa mexicano Rafael Márquez ha reconocido hoy que en un futuro no le incomodaría liderar el Barcelona, faceta que ha desempeñado en los equipos en los que ha jugado anteriormente, incluso en la selección de su país.
En una entrevista concedida a EFE, el jugador barcelonista se ha mostrado ilusionado con la posibilidad de recibir un día el testigo para ser el líder del equipo, aunque considera que aún es pronto, porque no tiene un peso importante en el vestuario.
La idea de Márquez coincide con la expresada recientemente por el entrenador del Barcelona, el holandés Frank Rijkaard, quien apuntó que su equipo precisaba de un jugador con aptitudes para transmitir sobre el césped las ideas que se gestaban en el banquillo.
Además, Rijkaard no ha escondido que Márquez representa el perfil de jugador que está buscando, justo cuando el jugador mexicano ha recibido el testigo de la titularidad en el eje de la defensa.
"La verdad es que sí que me gustaría ser el líder. Desde pequeño me ha tocado ser el líder en todos los equipos que he jugado. Si esta situación se da en el Barcelona la tendré que afrontar. Si es que no hay otro compañero, a mí me gustaría serlo. Pero ahora no lo voy a reclamar, ni tengo el peso para pedirlo. Pero en un futuro sí que desearé liderar al equipo", dijo el jugador mexicano.
El futuro más inmediato que tiene el jugador es un partido de suspensión tras haber sido amonestado con dos cartulinas amarillas contra el Espanyol. "Sólo hice dos faltas y supuso la expulsión", recordó Márquez, quien tuvo alguna queja, ya no con el arbitraje del sábado en Montjuic, sino con el que se practica en España.
"No creo que mereciese tarjeta en ninguna de las dos jugadas", precisó el jugador, cuando se le preguntó si no tenía que mejorar su temperamento. "Sólo hice dos faltas en todo el partido. El árbitro fue muy riguroso y fue injusta la expulsión. Lo único que me queda es que tengo que aprender de aquel partido y adquirir experiencia con este tipo de árbitros", añadió.
"Desde que juego en España he visto algunos arbitrajes, pero no tan riguroso como el del sábado. Por lo visto, el arbitraje de España no es de lo mejor que hay, como también sucede en otros países", opinó el jugador la referirse a las seis expulsiones que se dieron en el partido Espanyol-Barca que arbitró el colegiado madrileño Pino Zamorano.
Tras aquella expulsión, Márquez no cree que se le hayan acabado las oportunidades de regresar al equipo titular, al contrario, ya que el jugador no escondió que conoce la intención del equipo de técnicos de apostar definitivamente por él en el eje de la defensa, junto al catalán Carles Puyol, y adelantar la posición de Philip Cocu, quien con anterioridad ha estado jugando en el lugar del futbolista mexicano.
"La posición de líbero es mi demarcación habitual y es donde mejor me encuentro", precisó el jugador, quien no temió que la falta de oportunidades y la ubicación en diferentes posiciones en el campo acabasen por minarle la moral.
"Tenía mucha confianza en mí y sabía que volvería a disponer de una oportunidad. Siempre he estado muy tranquilo. Tengo futuro y tiempo por delante. No me llegué a desesperar al no jugar. Dispongo de tiempo suficiente para demostrar que puedo estar en el once inicial", aseguró el jugador norteamericano.
"Es una sensación extraña cuando llegas a un equipo y te pasas algunos partidos en el banquillo, y más cuando siempre fuiste titular en todos los equipos que jugaste. Pero siempre he mantenido la calma porque pensaba que esto no ha hecho más que comenzar", añadió.
De su corta estancia en Barcelona, el jugador ha reconocido que lo que más ha aprendido desde que llegó es estar siempre en tensión. "Aquí uno no puede cerrar los ojos. Siempre hay que estar alerta porque todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Siempre he sido titular y ahora me tengo que esforzar mas del cien por cien para alcanzar la titularidad", relató.
Acerca de las dudas que ha planteado el proyecto deportivo de la entidad, Márquez fue tajante al señalar que dentro del vestuario no existían esos interrogantes, porque "nosotros conocemos nuestra calidad. No hubo dudas. Sólo faltaba un poco de mentalidad y creer en nosotros mismos".
Después de haber recuperado la titularidad, y haber sido expulsado, el jugador no cree que esta situación le origine ningún problema para volver a situarse en el centro de la defensa. De su última alineación, el jugador tiene claro que cumplió y con nota: "Lo hice bien y me siento muy satisfecho del trabajo que realicé", subrayó.