Primera de cuatro partes
Ubicación, geográfica, clima, disponibilidad de agua y seguridad, las ventajas competitivas de la región.
TORREÓN, COAH.- Sentado en una verde banca de la Plaza de Armas de Torreón, a la sombra de los laureles y los recuerdos, se encuentra una mañana Rafael Rentería Martínez, quien a sus 95 años de edad observa y deja oír su amena y temblorosa voz para platicar cómo era esta ciudad cuando recién llegó, allá por 1914, después de la toma de Zacatecas, capital del Estado donde nació seis años antes.
“Íbamos para el norte, venían los trenes cargados y un pariente nos dijo al llegar a este Torreón, ‘¿a dónde van? Si aquí hay mucho trabajo, hay mucha pizca de algodón, no se vayan... nosotros ni conocíamos ese mentado algodón, pero aquí nos quedamos”, dice y se acomoda el paliacate de su cuello antes de continuar.
Agricultor de oficio, “después de ser esclavo de la hacienda”, el señor Rentería habla de la primera impresión que tuvo.
“En aquellos años Torreón estaba ‘remolinito’ apenas, muy dejado; lo que había era mucho chale (chino)... y sí rolaba mucho dinero por la cuestión de la agricultura del algodón, pero, todavía, por esos años era más famoso San Pedro de las Colonias que Torreón, pero perdió su mérito por falta del agua”.
Hace un silencio y se queda varado en aquella imagen de principios del siglo XX, cuando la plaza en la que hoy se encuentra no tenía árboles, las bancas estaban en otra posición, “la tranvía” era estirada por unas mulas y muchos caminos eran terregosos... cuando Torreón, dice, “estaba muy desajustado”.
“Torreón agarró realce cuando los agricultores de San Pedro se cambiaron hacia aquí, como en el cuarenta y tantos, por ‘ai’ fue”, cuenta el anciano quien hoy se muestra impresionado al ver en lo que está región se ha convertido.
No obstante y ante el desarrollo hasta hoy alcanzado y el crecimiento que en los últimos años ha presentado la Comarca Lagunera, en especial Torreón, surgen de igual manera especulaciones, expectativas y proyecciones halagadoras, que interrogantes y dudas acerca de la viabilidad de las mismas. También Rafael Rentería tiene sus inquietudes.
Algo de historia
Ninguna región ha mostrado una evolución tan acelerada como la que presenta la zona conurbada de La Laguna. Sin embargo, de las tres ciudades resalta la fortaleza económica de Torreón, que es la que muestra un mayor grado de especialización de procesos, genera la mayor parte de los empleos de la zona, presenta la industria más diversificada y recientemente muestra un impulso considerable del sector comercial y de servicios.
Históricamente, Torreón ha presentado varias acumulaciones de capital, las cuales han permitido el “boom” de sus diferentes sectores.
La acumulación originaria de capital está relacionada con el progreso que generó el cultivo del algodón, de la uva y el desarrollo del ferrocarril. Estos tres factores se mantuvieron como constantes de 1940 a 1970, mientras que el sector pecuario (relacionado con la producción de leche y de carne) inició su crecimiento a partir de 1950.
Junto a toda esta bonanza económica, empieza a generarse una incipiente agroindustria, sustentada en dos factores principalmente: el proteccionismo industrial y el desarrollo agropecuario.
Es en este momento cuando empieza a dar frutos la acumulación originaria de capital, e inicia una nueva generación de empresarios, relacionados con la industria, más que con el sector agropecuario. “Son administradores de ranchos y fábricas que comienzan a poner sus empresas”, señala el último análisis de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (Canainve).
Sin embargo, el verdadero despegue del sector lechero se consolida en 1982, momento en que los productores comienzan a conjuntar alternativas para integrar el proceso de producción, industrialización y comercialización.
Paralelo a este desarrollo, la industria maquiladora de ropa inicia una revolución de mercado. El punto de partida fue la devaluación de 1982 y el despegue de la economía de Estados Unidos. En 1986, México entra al Acuerdo General de Tratados y Aranceles (GATT por sus siglas en inglés) y al finalizar esta década la vocación de la industria del vestido es 80 por ciento maquiladora de exportación.
Por su parte, la industria minero metalúrgica ha tenido su propio desarrollo aunque no completamente desasociado, sí paralelo al desarrollo de otros sectores industriales.
Dos sucesos de la década pasada marcaron el reciente dinamismo de la región: las reformas al artículo 27 de la Constitución en 1992 y la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), en 1994. Es a partir de 1990 cuando dos de los bastiones industriales empiezan a repuntar: la agroindustria y la industria maquiladora textil de exportación.
En 1992 se formaliza el fin del reparto agrario y se derogan las disposiciones sobre el ejido. Los objetivos de la reforma eran impulsar la productividad y la capitalización del campo y crear un régimen jurídico que pusiera fin al usufructo parcelario y de renta, de medieros e incluso de venta disimulada de tierras ejidales, señala un estudio del Instituto Nacional Indigenista.
De acuerdo con esta lógica, las reformas al 27 volverían más atractiva y movible la inversión en el campo, la propiedad colectiva podría venderse si así era decidido en asamblea, o bien podrían realizarse asociaciones entre campesinos y empresarios de manera legal, todo lo cual redundaría en el mejoramiento de la vida de los campesinos.
En La Laguna, las tierras ejidales y comunales quedaron expuestas a las leyes de la oferta y la demanda en un mercado en el que incluso los extranjeros pueden participar abiertamente. A consecuencia de estas reformas, durante los últimos once años la vocación económica de La Laguna presentó cambios significativos, es así como se genera un marcado impulso habitacional al oriente de la ciudad y el desarrollo de nuevos parques industriales.
El primero de enero de 1994 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entre México, Estados Unidos y Canadá y a finales de este año la más grande devaluación. Estos dos elementos fueron clave para el escalamiento de la industria maquiladora textil regional. “Los empresarios invierten en equipo y tecnología; dice el estudio de la Canainve.
Es así como las marcas mundialmente reconocidas (Liz Clairborne, Donna Karan, Gap y Wrangler), buscando la reducción de sus costos de producción, aprovechan las ventajas competitivas que da la región. A su vez, empieza a fluir la inversión extranjera cristalizada a través de empresas de la industria de la transformación y metalmecánica y en menor medida franquicias del área del comercio y servicios.
Para 1998, la Región Lagunera muestra fortaleza en los siguientes sectores: textil, autopartes, agroalimentario, minerometalúrgico y metalmecánico.
Todo parece indicar que la firma del TLCAN y las reformas al artículo 27 de la Constitución aceleraron el proceso de transformación de la región. En tan sólo 25 años ha pasado de ser una región netamente agrícola, a perfilarse como una zona industrial y hoy el cambio parece definitivo.
Transición
La otrora bonanza del algodón de la Región Lagunera aparece hoy como una imagen muy distante. En los años de Rafael Rentería, el anciano habitante matutino de la Plaza de Armas, “ese cultivo mantenía a mucha gente, desde chamaquitos y chamacas, viejitos y viejitas”. Él mismo labró las tierras para sembrar, ver crecer y cosechar el antiguo oro blanco, hoy prácticamente extinto.
En la actualidad, la actividad agrícola está íntimamente ligada al impulso de la ganadería bovina. En los ochentas, ya existían cuestionamientos sobre la viabilidad del algodón. En 1992 se cristaliza esta idea; en cuatro años el valor de la producción cae de forma estrepitosa de 321 millones 065 mil a dos millones 203.9 mil viejos pesos. Conjuntamente, el sector pecuario crece 79.56 por ciento anual.
En 1995, la agricultura adquiere de nuevo dinamismo, sin embargo, esta vez sustentado por el forraje (alimento del ganado), así tanto la ganadería como la agricultura crecen 39 y 52.39 por ciento anual. Como reflejo el Grupo Industrial Lala (GILSA) aumenta las ventas 16.57 por ciento.
El siguiente año, se consolida la supremacía ganadera de la región, pues el valor de la producción crece 92.8 por ciento. La elaboración de leche pasó de 457 millones 535 mil litros a 1,236 millones 513 mil litros anuales. Para 1998, la ganadería representa el 84.47 por ciento del valor de la producción. Y el GILSA define su presencia a nivel nacional, distinguiéndose como una de las principales empresas lácteas y entre las cien firmas más importantes de México.
Todas las regiones en el mundo, dice el presidente de la Unión Regional Ganadera de La Laguna (URGL), se iniciaron en base al sector agropecuario, “luego esos capitales empiezan a tener acceso a otras inversiones en cuestión de desarrollo industrial, después comercial, de servicios y turismo: esto es lo que vive la región”.
A pesar del reciente auge de los últimos rubros, Felipe Cedillo Vela considera que gran parte de la economía regional aún descansa en la cuenca lechera instalada en estas tierras. Señala que se ha desarrollado una infraestructura muy fuerte, incluso la más grande del país.
El seis por ciento de lo que se produce es para dar abasto a la región y el otro 94 por ciento se distribuye en todo el territorio nacional.
Cedillo Vela responde a los cuestionamientos que existen en cuanto a la viabilidad de la industria de lácteos por la presunta baja disponibilidad del principal recurso natural, el agua, muy demandada en el cultivo de los forrajes, alimento principal del ganado lechero.
“Aquí las vacas llegaron para quedarse, si hay en un futuro que traer la comida, la traeremos. Actualmente el 80 por ciento de lo que come una vaca viene de fuera”, comenta.
Destaca que la industria lechera tiene más de cincuenta años en La Laguna, en gran medida por el clima. Otro factor importante es que la región es una de las más articuladas en el país, esto debido a su ubicación geográfica, que permite de igual forma mandar leche al Distrito Federal que al norte del país.
Subraya que La Laguna produce cinco millones de litros de leche diarios, de los cuales cuatro millones 700 mil son distribuidos a toda la República. Esto genera recursos que ingresan a la región.
“Mucho se habla de trasladar la cuenca lechera a otro lado, pero en realidad no es algo muy factible”, afirma. Y resalta que la región ha pasado por casos extremos de falta de forraje, de agua y once años de sequía, y aún así ha subsistido la cuenca.
Menciona que en la medida en que se empiece a industrializar la región y se gesten otras alternativas de negocios, el agua destinada hoy para el sector agropecuario tendrá que irse trasladando al sector industrial y comercial.
Y el presidente de la URGL se muestra optimista en el futuro de la región, cuya economía considera debe diversificarse. Es necesario que más productos pecuarios y agrícolas producidos inserten valor agregado. Resalta como proyectos importantes los invernaderos, los nogales y hortalizas.
“Este lugar tiene mucho potencial, existe la tierra y la infraestructura... hay todas las condiciones necesarias para que se desarrolle”, dice.
Sobre las ventajas competitivas que ve en La Laguna, señala la ubicación geográfica, el clima, la disponibilidad de agua y la seguridad.
En relación a la perspectiva que tiene el Ayuntamiento de Torreón acerca del sector primario, el director de Fomento Económico, Ricardo Muñoz Rodríguez, establece: “como ya nos está quedando poco territorio para el desarrollo agropecuario en la parte norte del municipio, estamos haciendo estudios en el Cañón de Jimulco”.
Dice además que, en aquella región, se están apoyando programas de aprovechamiento sustentables de recursos como orégano, de carbón de mezquite, entre otros.
Agrega que existe la intención de apoyar a la caprinocultura y la comercialización de productos elaborados a partir de esta actividad.
Muñoz Rodríguez reitera la intención de la administración de mantener la cuenca lechera, al menos de la parte que corresponde a este municipio.
Pero desde su arado de historias, el señor Rentería Martínez ya recuerda las primeras crisis del siglo pasado. “En 1919 hubo una gran carencia de trabajo por falta de agua, entonces el gobierno dio pases libres a toda la gente de la Comarca Lagunera pa’ donde se quisieran ir, iban los trenes repletos, unos pa’ Durango, pa’ Zacatecas, pa’ la frontera, pa’ donde quisieran, pero nosotros nos quedamos y en el 1920 fuimos a dar a San Pedro”.
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