El País
Londres, Inglaterra.- El presidente de Rusia, Vladimir Putin, llegó ayer a Londres en la que constituye la primera visita de un jefe de Estado ruso al Reino Unido desde la realizada por el zar Alejandro II en 1874. El presidente hizo esperar a la reina Isabel II una buena media hora, una demora aceptable comparada con las nueve horas de retraso con que el zar llegó a su cita con la reina Victoria hace 129 años. En este viaje, los negocios petroleros de las empresas británicas en Rusia pondrán sordina a las considerables diferencias políticas que separan a ambos gobiernos.
Una tormenta en el canal de la Mancha impidió al zar Alejandro II atracar con el yate imperial en Gravesend, en las costas de Kent, el 13 de mayo de 1874. El buque se dirigió al cercano puerto de Dovar y el zar acumuló así un retraso de nueve horas al pisar la estación de Windsor, a las afueras de Londres. La cena de gala se convirtió en precipitado y las llamativas ornamentaciones perdieron su brillo y esplendor con la caída de la noche. Ayer, el avión de Vladimir Putin llegó con puntualidad a Heathrow, donde le recibió el príncipe de Gales. Pero al atestado tráfico del mediodía londinense demoró la comitiva y obligó a la reina Isabel II a esperar de pie a que llegara su invitado.
Pero el rito fue el mismo, con todo el oropel de la monarquía británica a disposición del visitante oficial. Putin, al que no le molesta que le traten como a un zar, compartió carroza descubierta junto a la reina para viajar a través del Mall hasta el palacio de Buckingham con el agradable bamboleo del trote de los caballos y los turísticos penachos de los granaderos reales al viento en un día fabulosamente soleado del verano londinense. Una cena de gala cerró el primer día de la visita, concentrada en los fastos reales.