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México, DF.- El flujo de remesas que los mexicanos en el exterior envían al país llegaría a unos 13 mil millones de dólares (mdd), superando incluso las expectativas del Gobierno de 12 mdd, de acuerdo con la firma Consultores Internacionales (CI).
No obstante, si se considera el dinero en efectivo que los connacionales traen consigo cuando viajan a México, así como la derrama económica que generan durante su estancia en el país y los bienes no monetarios que dejan en sus comunidades la cantidad puede rebasar 18 mil mdd.
CI expuso que si todos esos recursos fueran contabilizados los ingresos que los connacionales canalizan al país representarían la primera fuente de divisas, incluso muy por encima del petróleo, la inversión extranjera directa y los ingresos generados por turismo.
Sólo de enero a septiembre de 2003 los emigrantes mexicanos enviaron recursos por nueve mil 936 mdd, un incremento de 36 por ciento respecto al mismo período de 2002, ubicándose como la segunda fuente de divisas del país sólo por debajo de los ingresos generados por las ventas de petróleo.
En el análisis “Los migrantes y sus remesas”, explicó que la generación de divisas vía remesas mantendrá su tendencia creciente conforme a la oleada migratoria de mexicanos a Estados Unidos aumente, y se advierte que hacia 2010 supere los 25 millones de personas de origen nacional.
La firma de consultoría precisó que en los últimos años México se ha consolidado como el principal expulsor de mano de obra a Estados Unidos, país en donde radican más de 20 millones de personas de origen mexicano y cada año se suman 350 mil más.
Entre las causas del fenómeno migratorio Consultores Internacionales señaló la falta de oportunidades de empleo y desarrollo en México, el reducido éxito para mejorar las condiciones económicas, y la ilusión de mejorar las condiciones de vida.
Subrayó la necesidad de reconocer el fenómeno, dimensionarlo y atacarlo, pero aprovechar el flujo de divisas de los emigrantes como detonador de empleo y actividad económica en esas comunidades.
No obstante, indicó, el creciente flujo de recursos no será eterno dado que México no está desarrollando una cultura binacional verdadera y de no hacer nada al respecto las segundas o terceras generaciones de emigrantes ya no asumirán con el mismo ánimo la responsabilidad de enviar recursos a sus comunidades.
La consultora advirtió que México tiene el reto de convertir esas transferencias en algo más que gasto corriente.
Las comunidades beneficiadas requieren de mecanismos de recepción viables que les permitan, además de crear un historial bancario, acceder a otros servicios financieros como seguros, créditos hipotecarios y principalmente proyectos empresariales productivos.
Apuntó que una de las limitantes principales de la utilización productiva de las remesas es la carencia de instrumentos eficientes de envío debido a que el cobro de comisiones es aún muy alto, mayor a diez dólares por una transacción de 300 dólares que es el promedio de envío. En el mercado son pocos los proveedores de este servicio y la inclusión de nuevos competidores y regulación del sistema financiero se advierten como una opción para disminuir el costo de las transferencias.
Es necesario ofrecer más servicios financieros al migrante y sus familiares para que cuenten con mayores opciones para administrar las divisas, dando prioridad y facilidades a aquellos productos vinculados con créditos y arranque de negocios, agregó.
“La población migrante cuenta hoy con el reconocimiento explícito de su contribución al desarrollo social, económico y político del país; México no debe desaprovechar la oportunidad de corregir y enmendar lo que hicimos mal en el pasado”, añadió.