Arturo González González
El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- “Nosotros estamos de acuerdo en que si hay gente que (ya) tiene propiedades, que la saquen y que se quede la que verdaderamente tienen necesidad”, comenta Rosa María Pérez, quien es una de las personas que, al frente de un grupo de “paracaidistas”, hace unos cuantos meses invadieron predios del ejido Zaragoza, al sur-oriente del municipio de Torreón.
Y es que, según Rosa “la gente que lo necesita (el terreno) es la que está habitando, la que no lo necesita, no va a venir a sufrir estos solazos, ni andar batallando por agua y sin luz en la noche”.
Entrevistada en una pequeña miscelánea que ella atiende, comenta que ya tienen cerca de un año y medio viviendo en lo que ahora se conoce como Ampliación Zaragoza Sur. No obstante, afirma que la más reciente invasión se llevó a cabo hace apenas “unos dos meses”.
De acuerdo a lo que argumenta, la invasión de los predios se llevó a cabo debido a la necesidad de la gente. “Yo anduve buscando en Coproder la solución de algunos terrenos para la gente”, dice Rosa, quien más adelante asegura que le solicitó al Consejo Promotor para el Desarrollo de las Reservas Territoriales que comprara tierras, pero, “ellos dijeron que no tenían dinero para comprar... de hecho, me dijeron que me esperara y lo iban hacer”.
Pero, según lo que establece, las personas se desesperaron y comenzaron a invadir al ver que otras estaban ya posicionándose de los terrenos, y aclara: “yo más bien lo hice porque la gente fue la que empezó a empujarnos... y les dije ‘bueno, si ustedes quieren un pedazo de tierra, pues ni modo, vamos a entrarle’ ”. Y asegura que la mayoría de la gente proviene originalmente de Nueva California, Eduardo Guerra, “colonias retiradas para el lado del Periférico... vivían de renta”.
¿Cómo le avisaron a ellos que acá podían venir a instalarse?
—Nosotros teníamos un grupo. Ese grupo estuvo trabajando desde el año pasado para ver si nos podían acomodar y dar el terreno para esa gente. Era un grupo pequeño. Entonces, como ese grupo empezó a meterse, pues, yo me imagino que esa misma gente empezó a correr la voz y empezó a arrimarse la gente, porque nosotros no los acarreamos.
Rosa María señala que los primeros que llegaron a la Ampliación Zaragoza Sur “fue la gente de Cuca Orona y de Gustavo (Rodríguez)”, quienes son otros de los que han promovido la invasión de los terrenos.
¿Usted sabe de quién son estas tierras?
—Son de ejidatarios de Zaragoza. Se maneja que las compró el señor Raymundo Becerra, pero, en realidad, no lo sabemos.
Por último, Rosa María Pérez comenta,“nosotros lo hicimos por la necesidad, nadie nos impulsó a hacer eso, ningún partido ni el Alcalde, no hay organizaciones, al menos en lo que respecta a mí, no sé los demás”.
Sin servicios
Al realizar un recorrido por el asentamiento que ahora se conoce como Ampliación Zaragoza Sur, es posible percatarse que algunas de las casas de madera y cartón al parecer se encuentran deshabitadas. Muchas de ellas no cuentan con puertas o están abiertas de par en par sin que adentro se observen indicios de que ahí alguien viva. En otras se puede ver gente sentada ya sea en el umbral o afuera.
No obstante, hay las que sí presentan movimiento doméstico: señoras lavando ropa o trastes, niños jugando, hombres saliendo sobre bicicletas.
La ausencia de árboles hace que el sol pegue de lleno. El polvo se respira y se adhiere al cuerpo a cada paso que se da. A simple vista, no existen servicios públicos básicos. De postes improvisados penden de un lado a otro los cables de luz. No hay agua potable. La ausencia de drenaje se supone al ver que en lugar de baños hay letrinas.
Aunque las calles son un desastre, unas ya fueron bautizadas con curiosos nombres: calle Lago Baikal, calle Anaya. Algunas son prácticamente intransitables debido a que montículos de basura y escombro impiden la circulación.
Gente que dice vivir en este hacinamiento, comenta que son cinco las personas que están al frente de los grupos de “paracaidistas”, como comúnmente se les llama. Se escuchan nombres como Gustavo Rodríguez, Rosa María Pérez, Lorena Hernández, Refugio “Cuca” Orona y Doña Julia.