10 de diciembre de 2003
Oslo, (EFE).- La iraní Shirin Ebadi recibió hoy el Premio Nobel de la Paz en nombre de las "masas de mujeres" que luchan por sus derechos en el mundo islámico, y se declaró segura de que este reconocimiento será "una inspiración" tanto para ellas como para los demócratas de la región.
La activista iraní Shirin Ebadi aprovechó hoy su discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz para defender el papel de la ONU como garante de los derechos humanos y para criticar las posturas de los sectores más conservadores del Islam y la política intervencionista de Estados Unidos.
Ebadi recalcó que si se defienden la democracia y los derechos humanos no se puede "pensar únicamente de forma egoísta en la propia seguridad y comodidad", y que sólo respetando la independencia política y la integridad territorial se pueden impulsar los derechos humanos en el mundo musulmán.
La premiada recibió el galardón del presidente del Comité Nobel Noruego, Ole Danbolt Mjoes, en una ceremonia presidida por el príncipe regente Haakon -en lugar del rey Harlad V, convaleciente de una operación-, su esposa, la princesa Mette Marit, y la reina Sonia.
La abogada iraní, de 56 años, dedicó la parte central de su discurso a censurar indirectamente el comportamiento de Estados Unidos y sus aliados, así como las interpretaciones interesadas que del Islam hacen los sectores conservadores.
Así, aseguró que algunos Estados habían violado los derechos humanos y la legislación internacional y que estaban utilizando los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 y la lucha contra el terrorismo internacional como pretexto para crear regulaciones que limitan estos derechos, así como tribunales especiales.
Ebadi se mostró preocupada por que los derechos humanos sean conculcados no sólo por sus "reconocidos oponentes", sino también en las democracias occidentales y en países que estuvieron entre los impulsores de la ONU y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que hoy cumple 55 años.
La undécima mujer que recibe el premio político más importante criticó la situación de los presos que EU tiene en Guantánamo, retenidos desde hace dos años sin contar con los "beneficios" estipulados por las convenciones internacionales de derechos humanos.
Sin velo y vestida al modo occidental, la abogada iraní mandó un mensaje a la propia ONU y habló de un doble rasero a la hora de aplicar las resoluciones. "¿Por qué en los últimos 35 años no se han cumplido docenas de resoluciones sobre la ocupación de los territorios palestinos por Israel y en los últimos 12 lrak ha sido objeto de ataques, sanciones y ocupación militar?", preguntó.
Ebadi tuvo muy presente que hoy se celebraba el Día Universal de los Derechos Humanos, aunque recordó que si 1.200 millones de personas viven en la pobreza o más de 50 países han sufrido la guerra o desastres naturales en 2002 (cifras de la ONU), eso indica que "estamos lejos de ese mundo ideal".
La primera mujer jueza de Irán insistió en que el Islam se basa en valores como el respeto por el otro y que no se opone ni a la democracia ni a la defensa de los derechos humanos.
La ganadora del Nobel de la Paz envió un mensaje claro a los sectores islamistas conservadores que se basan en una política patriarcal y que parten de la incompatibilidad supuesta entre el Islam y la democracia para implantar Gobiernos despóticos.
Ebadi señaló que no sólo en Irán, sino también en numerosos Estados musulmanes, mucha gente apuesta por evolucionar de acuerdo con el progreso, pero sin olvidar su tradición.
Para ella, la raíz de la discriminación de la mujer en los Estados islámicos reside en la cultura patriarcal y machista, porque "los guardianes de los valores" sienten amenazada su posición, una situación que "no puede continuar para siempre".
La activista iraní expresó también su confianza en que el premio recibido sirva de inspiración para las mujeres musulmanas que luchan contra la discriminación y en que tenga un impacto positivo en los defensores de los derechos humanos en toda la región.
Ebadi cerró su intervención con una advertencia a la sociedad internacional: el único modo de escapar al ciclo de violencia y guerra del siglo XX, "el peor de la humanidad", es que los derechos de todos los hombres sean respetados "con independencia de su raza, sexo, religión, clase social o nacionalidad".
En esa línea insistió también Danbolt Mjoes, quien dijo que Ebadi era "la persona adecuada, en el momento adecuado y en el lugar adecuado" para recibir el premio.