Rubem Fonseca fue homenajeado en la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara
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GUADALAJARA, JAL.- No traía gorrita. Se puso uno de sus dos trajes. Y asumió con buen humor el narrador brasileño Rubem Fonseca los 15 minutos de fama, que esta vez se alargaron a casi dos horas de ceremonia oficial.
Tuvo la compañía del amigo, de Gabriel García Márquez, quien en paso veloz por la Feria del Libro le entregó el pergamino enmarcado y corrió hacia el aeropuerto para no toparse, el Premio Nóbel, en una de esas, con Mario Vargas Llosa, con quien lleva una ya legendaria y entrañable enemistad.
Fueron dos horas, sí, de difícil convivencia entre escritores y políticos. Los rituales convocan al tedio. Había que inaugurar la feria y entregar el Premio Juan Rulfo, y los usos de la palabra fueron de la retórica hueca de los disfuncionarios en turno al respeto de la palabra.
Por un rato, parecía que la herramienta era la misma, pero no: Aunque el político haya contratado un ?negro? hábil y culto para que le redacte el discurso, siempre hay incoherencias, cosas incomprensibles.
¿Por qué el ?gober? insistió tanto en la figura de José Clemente Orozco? Acaso porque el ?negro? tenía esos datos sobre el muralista a la mano, sin que vinieran muy a cuento en un acto literario.
Pero las cosas caen por su propio peso. A la llegada al auditorio de la Expo, la pareja escritural de García Márquez y Fonseca recibió aplausos cariñosos. Lo mismo en las presentaciones: Vivas, bravos y hurras. Mientras tomaba la palabra el primer orador -revolcándola con lugares comunes-, un vallenato inexplicable se coló por las bocinas, como rumor travieso, eco sordo de ritmos lejanos, y le puso música al discurso, haciéndolo, en verdad, más agradable.
Sin gorra, y luciendo uno de sus dos trajes, calvo agradable, cejón, de rostro cadavérico, con facha de embalsamador que disfruta su oficio, más pequeño de lo que había uno imaginado, desde su 1.60 de estatura Fonseca soportó el paso de los minutos, tal vez inquieto porque no llevaba, él, texto, pues había decidido, cuando le llegara su turno, tomar el micrófono y decir lo que surgiera en ese instante, y lo que apareció tuvo una raíz anecdótica ajena: Álvaro Mutis aventándole el tomito de ?Pedro Páramo? a García Márquez, y diciéndole: ?Toma, para que aprendas?.
Las palabras de Fonseca no fueron solemnes ni ?grandiosas?.
Optó por el camino de la sencillez y la espontaneidad. Recordó un viaje anterior a México, en mayo de 1983, y una medallita que le obsequiaron entonces con el rostro serio de Juan Rulfo. Y refirió sus asombros con El Llano en Llamas y Pedro Páramo en su primera lectura, en una edición bilingüe. Luego de la ?declaratoria inaugural? -en voz de Sarita Bermúdez-, cortó Fonseca el listón rojo y acompañó a los disfuncionarios en turno al recorrido por el Festival Internacional del Libro (FIL).
Estos buscaban acercarse a él y decirle palabras al oído, como si fueran iguales suyos, para que los fotógrafos captaran ese instante de camaradería entre constructores y destructores de mensajes, entre escritores y palabreros, y él respondía con un silencio agradable.
Para esto, García Márquez ya había dicho ?pies para que os quiero?: Se fue a buscar ?el paraíso en otras esquinas?.
Entre cámaras y guaruras, divertido pese a todo, Fonseca hizo lo que le indicaron: Se dejó llevar por los pasillos de la feria entre libros no tasados, aún, con el Impuesto al Valor Agregado (IVA), sin gorrita ni jeans, y luciendo, incómodo, uno de sus dos trajes.
Inventor de palabras...
El ganador del Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo habló en un portugués pausado, por lo cual no hubo necesidad de una traducción. Conocido por su gusto por los puros y su colección de boinas, a Fonseca lo llaman inventor de palabras, pero lo suyo más bien es reinventar el lenguaje marginal.
Esta fue una de las razones por las que fue seleccionado con unanimidad. Edmond Cross, presidente del jurado, destacó esa poética muy personal y rigurosa de los libros de Fonseca, al tiempo que describió su escritura como ?un mundo poblado de personajes extraídos de la realidad más sórdida?.
Para presentar un perfil del autor de 23 libros de novelas, guiones de cine, cuentos y textos periodísticos, Jorge Sánchez, cónsul de México en Brasil, se fue a su obra, en busca de que los personajes del propio Fonseca dieran algunas pistas para definirlo.
Durante la FIL, el ganador del Premio Juan Rulfo estará con jóvenes lectores el próximo lunes, y en torno de su obra habrá dos mesas redondas.
RECONOCIDO
Nacido en Juiz de Fora, Brasil, en 1925, Rubem Fonseca se formó como abogado y administrador de empresas.
-Como dos de sus hijos literarios, Matos y Vileda, Fonseca fue comisario; tuvo algunos cargos en varias empresas y oficinas
-Su primer libro fue Los Prisioneros, y años más tarde escribió otros como El Caso Morel y Feliz Año Nuevo, obras que resultaron incómodas para el poder.
-Una historia que define bien al escritor es la que habla de la lucha que dio Fonseca para levantar la prohibición sobre su libro Feliz Año Nuevo, considerado por un juez como un atentado contra la moral y las buenas costumbres.
-Con ese libro, Fonseca se había convertido en un testigo acucioso de su propia época. En 1977 presentó una acción legal contra la Unión intentando crear una jurisprudencia: que el Estado no pudiera atribuirse el poder de censurar un libro.
-Tras varios años de intentar en vano que su libro saliera de esa prohibición, en 1983 fue publicado otra vez en Brasil.
-El premio Nóbel de Literatura, el colombiano Gabriel García Márquez, entregó la presea a Fonseca, de 78 años de edad. El galardón es considerado uno de los más importantes en la región y está dotado de 100 mil dólares.
-Hace unas semanas, Fonseca ganó el Premio Camoes 2003, el más importante que se otorga a la literatura en lengua portuguesa y que ha sido recibido por José Saramago y Jorge Amado, entre otros, aunque no pudo recibirlo personalmente por razones de salud.
-Fonseca es el segundo brasileño que recibe el Premio de Literatura de Latinoamérica y del Caribe Juan Rulfo, después de que en 1995 le fue entregado a Nélida Piñón.
Fuente: Agencias
EN NÚMEROS...
En 26 mil metros cuadrados de exposición, la edición 17 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara alberga a mil 432 editoriales.
Estas editoriales representan a 32 países alrededor del mundo.
-Se exponen unos 90 mil títulos, con la provincia canadiense de Québec como invitada de honor.
-El festival reunirá en Guadalajara, capital del occidental Estado mexicano de Jalisco, a unos 400 artistas, escritores, organizadores y académicos del 29 de noviembre al siete de diciembre.
Fuente: Agencias