EL PAÍS
JERUSALÉN.- El Gobierno de Israel consiguió ayer que el Parlamento de Jerusalén aprobara un presupuesto especial de 100 millones de dólares par construir un nuevo tramo del muro de separación con Cisjordania. La decisión supone un desplante y una crítica abierta a la Asamblea General de las Naciones Unidas que el lunes decidió trasladar el problema del muro ante el Tribunal Internacional de Justicia en La Haya, para conocer su opinión legal con respecto a una obra que cuenta ya con 180 kilómetros de longitud, y que al acabar tendrá cerca de mil.
“Es muy triste que un grupo de países se sirva cínicamente de la Asamblea General de la ONU para deslegitimar un Estado miembro. El Estado judío es el único que ha sido obligado a rendir cuentas ante un Tribunal, por su derecho legítimo a defenderse”, había asegurado horas antes Raanan Gissin, uno de los portavoces del Ejecutivo israelí, criticando de manera abierta la decisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) al tiempo que señalaba como muy grave el hecho de que el Tribunal de La Haya se dedique de ahora en adelante su tiempo a examinar este tema, en vez de “juzgar a los terroristas y defender la civilización”.
A pesar de estas críticas Israel ha anunciado oficialmente que colaborará con los trabajos del Tribunal de La Haya, ante cuya jurisdicción tratará de justificar su “derecho a la defensa”. Al unísono el Ejecutivo ultima también los detalles de una campaña de relaciones públicas en todo el mundo, con la que tratará de hacer entender a la comunidad internacional que esta gran muralla de separación con Cisjordania, tiene como principal objetivo impedir el paso de los comandos suicidas palestinos.
Sin embargo algunos miembros destacados del Gobierno israelí, entre ellos el viceprimer ministro y responsable de Justicia Yosi Lapid, dirigente del partido laico Shinui, se muestran en desacuerdo con algunos aspectos de esta obra.
Lapid dirigió el ayer una carta a Ariel Sharon en la que reclama un nuevo trazado para esta muralla ya que “el decidido es irrealizable, porque es demasiado largo, demasiado caro y no es aceptable para nuestros aliados, los americanos y ha agitado la opinión pública contra nosotros”
Por su parte la Autoridad Nacional Palestina (ANP) considera que la decisión de la ONU supone la “victoria del Derecho”, y sobre todo un mensaje de apoyo a la comunidad internacional que de manera reiterada ha pedido a Israel paralizar la construcción del muro. El ministro y ex responsable de las negociaciones de paz Saeb Erekat pidió ayer públicamente a la ONU que ponga “plazos obligatorios y mecanismos para constatar que Israel cesará la construcción del muro”.