23 de diciembre de 2003.
Washington, (EFE).- El jurado del caso de Lee Boyd Malvo, encontrado culpable de participar en la ola de asesinatos que el año pasado aterrorizó Washington, recomendó hoy la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, para el joven de 18 años.
Ahora corresponde a la jueza encargada del caso en el tribunal de Chesapeake (Virginia) decidir si acepta la sentencia, algo que ha anunciado para el 10 de marzo.
El jurado, compuesto por cuatro hombres y ocho mujeres, había declarado culpable el pasado jueves a Malvo -que tenía 17 años en el momento de los sucesos- de terrorismo y del asesinato con agravantes de la agente del FBI Lynda Franklin en Falls Church (Virginia).
Ambos cargos conllevan la pena de muerte o bien la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional y el jurado se inclinó hoy por la segunda opción. Además, Malvo fue declarado culpable de tenencia ilícita de armas, un delito que se castiga con tres años de prisión.
El anuncio de la recomendación del jurado se produjo tras unos tensos minutos de espera en la sala del tribunal. En un primer momento se había anunciado que la condena se leería a las 16.00 hora local (21.00 GMT), aunque se pospuso brevemente dado que el jurado no había conseguido ponerse de acuerdo por completo acerca de la pena en el cargo de asesinato.
Su cómplice, John Allen Mohamed, fue hallado culpable en otro tribunal de Virginia y afronta la posibilidad de ser condenado a la pena de muerte, aunque su sentencia será dictada en febrero.
Durante el juicio, la defensa argumentó que Malvo estaba incapacitado mentalmente y que fue manipulado por Mohamed cuando cometió el crimen.
Ambos fueron detenidos a finales de octubre de 2002 tras una serie de ataques que dejaron diez muertos y tres heridos graves en la región de Washington, además de otros incidentes aislados en otros lugares de Estados Unidos.
Aunque el jurado tomó en cuenta los argumentos del "lavado de cerebro" por parte de Mohamed, al final determinó que Malvo sí sabía lo que hacía y podía distinguir entre el bien y el mal.