El trabajo del pintor regiomontano presenta rasgos de crítica social
TORREÓN, COAH.- El próximo martes 11 se inaugurará la exposición pictórica “El Camino” del regiomontano Elías Adam, a las 20:30 horas en la galería del Instituto Coahuilense de Cultura, -Región Laguna-, con domicilio en avenida Juárez y calzada Colón.
Una metáfora, una vida ya vivida o por vivir, un camino ya recorrido o por recorrer, así es “El Camino” de este autor.
La temática y el trabajo de este pintor ha evolucionado en los últimos años; aunque ahora presenta algunos rasgos de crítica social, sigue expresando un sentido místico de gran introspección que representa la búsqueda interna.
Su trabajo proyecta en el momento actual la contraposición de dos lenguajes con el fin de expresar una sola idea: El producto final es alternativo y está cargado de ironía, pero sin perder ese sentido interno de la reflexión sobre el yo. Este contrapunto se revela en el trabajo de Elías Adam. Personajes y símbolos arrancados de antiguas pinturas, son sacados del olvido en un blanco y negro de grafito y vuelven a vivenciarse para tocar en contraparte temas como libertad individual, la revolución sexual, la muerte de las ideologías y reflexiones poéticas acerca del amor, de la vida y de la muerte, centrando siempre el sentido general de la obra en la búsqueda constante de la libertad, del yo interno.
“El Camino” es tiempo... tiempo fugaz. Un camino prefigurado en nuestros sueños, una rutina que mata muchas horas de existencia sin sentido alguno, hasta que alguien se presenta ante nosotros y provoca el evento... un cambio de rumbo... Este alguien es, a su manera de entenderlo, un enviado, un ángel del camino.
Éste puede ser la madre, el padre, el hermano, el enemigo, el amante o un simple desconocido. Ellos no están inmersos en su papel angélico de salvaguarda, ellos sólo actúan sobre nuestra vida de una manera misteriosa para cambiar el curso del camino por andar.
La entrada para apreciar la colección es gratis.
El autor
Elías Adam nació en la ciudad de Monterrey, N.L., el 16 de abril de 1960. A sus 42 años de edad ha tenido diversas exposiciones en distintos Estados de la República Mexicana y fuera de ella. Inició en 1991 en Puebla en el Museo Regional de Antropología e Historia.
En ese mismo año, en la ciudad de Tokio, Japón, asistió a la cuarta muestra internacional Washi-Zokei México-Japón, en el Museo de Setagaya.
Al año siguiente, nuevamente expuso sus obras en Puebla, en el Festival Internacional de Música, que se celebró en el Auditorio de la Reforma; además en el taller experimental de San José del Puente, y en una muestra colectiva In Spazzio en el mismo Estado. También ha expuesto en Querétaro, en el Museo de Arte de Querétaro en 1993.
De sus muestras más importantes, destacan: “Zarabanda”, en La Noria Arte Actual; “Colectiva Inaugural” en 1996, en Estudio y Galería. Ahí mismo presentó “Segunda Bodega de Arte”, y regresó en 1999 con “Cuarta Bodega de Arte” y “Cuarta Gran Subasta de Arte Contemporáneo’’.
En el año 2000, ofreció “El Ángel del Camino” y “El Camino Sigue” en la Casa de la Cultura; mientras que el 2001 expuso su obra “Mi Corazón me Recuerda”.
... Y EN TEATRO
“El Retorno de Electra”, monólogo basado en la vida y obra de la poeta lagunera Enriqueta Ochoa, se presentará el ocho de marzo, a las siete de la noche, en el Teatro Isauro Martínez, como resultado del apoyo conjunto entre el Instituto Coahuilense de Cultura y la Univeraidad Iberoamericana.
La autora nació en Torreón, Coah., el dos de mayo de 1928. Es profesora normalista. Desde muy joven se dedicó a la poesía y su primer libro, “Las Urgencias de un Dios” (1950), la convirtió, desde entonces, en una poeta con estilo definido y firme. Ha ejercido el periodismo y la docencia en diversas universidades nacionales e internacionales.
A lo largo de aproximadamente ochenta minutos y a la manera de la tragedia griega, con un coro que interpreta el tema Desierto y Valle, un personaje femenino habla con la fortaleza de quien ha recorrido lugares solitarios, de agua, de aire, de polvo, de nostalgia, de frío, de desencanto y de dolor vital para encontrarse a sí misma, en “El Retorno de Electra”.
Ahora sólo espera, en una estación de la vida, el tren que la lleve a encontrarse con el destino, con la leyenda personal que todos debemos cumplir, como la mejor manera de entender la existencia y asumirla, a pesar de todo aquello que en algún momento nos desvía de ese “buen camino” para llevarnos por la senda de los tropiezos, de los que algunos nunca se levantan, mientras otros resurgen fortalecidos.